Como bien demuestra Sebastián Marroquín en el documental no es posible huir del pasado, éste nos marca indeleblemente pero no nos determina de ningún modo como igualmente prueba el valiente hijo de Pablo Escobar, aquel narcotraficante sin escrúpulos que a la vez fue padre y cabeza de familia y que aunque a veces con buenas intenciones poseía una idea equivocada de como ñllevar a cabo su planteamiento y especulación vital. La historia narra los sucesos acaecidos desde un plano histórico vivenciado por los hijos de los protagonistas que trágicamente marcarán la historia de Colombia. Igualmente nos cuenta las vivencias del hijo del narco desde su acusador juramento y paso al exilio hasta su reconciliación consigo mismo y con las víctimas inocentes que el horror de su padre llevó a cabo, su reconciliación con un país e incluso más allá, con el propio género de lo humano pues razonar con el ánimo sosegado y buscar el perdón, el propio y el ajeno (poor la gran parte que le toca) es de humanos, muy humanos en contraste con la venganza prometida y cuya vía entra en la inhumanidad. La televisión cuando quiere no deja de sorprender, pues sabe sensibilizar y educar con historias como esta, y para que se repita sólo hace falta la estimada vountad empresarial y social, que unos dejen de interesarse sólo por el beneficio económico y que otros se interesen no sólo por el vulgar entretenimiento que ofrece la caja tonta, que de boba no tiene ni un pelo, lo aseguro, sino también por grandes ideas y realizadores como lo aquí presente. Gracias Sebastián, gracias Nicolás.
Notas sobre imágenes, imágenes como notas. Audiovisual desde algún lugar interior en movimiento.
jueves, 30 de septiembre de 2010
El secreto de Kells (The secret of Kells) Tom Moore y Nora Towomey. 2009.

En un mundo donde la tecnología 3D pretende hacerse con el dominio del mercado se agradecen propuestas visuales de este tipo en las que la bidimensionalidad cobra vida y ofrece sentido en un universo de formas múltiples, de espacios llenos y nula perspectiva, y que sin embargo guían al espectador en una historia que pretende transmitir el valor de la transferencia cultural, el valor del conocimiento y su transmisión a través de un libro iluminador que forma parte de la tradición irlandesa. Allí, en el universo medieval de abadías, monjes, leyendas y hadas conjugan todos los elementos estéticamente en ese plano universo gratamente retratado desde sus líneas más recónditas, desde la geometría que vertebra cada plano. Con la fuerza expresiva del antiguo mito se configura la búsqueda de este joven de la experiencia que le posibilite terminar el iluminador libro y poder así salvar a su pueblo de lo fatal y fantasmagórico, alumbrando la oscuridad.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Odette, una comedia sobre la felicidad (Odette Toulemonde). Eric-Emmanuel Schmitt. 2007.
Humildad, esperanza y felicidad vertebran esta magnífica comedia sobre el saber vivir, sobre el autoconocimiento como base para dilucidar el proyecto emancipador que todos pretendemos. De nada sirven los logros, las pequeñas y aisladas victorias si no se es capaz de soñar, de volar y creer en tu propio mundo, si no se es capaz de tropezar sin pintar la culpa en la dichosa piedra de turno, si no se puede reconocer y defender la propia reivindicación de estar vivo y desear contemplar. La película nos da una lección sobre el buen vivir mediante un relato audiovisual muy ordenado, coherente y de gran vistosidad cuidando una estética muy precisa. Con piezas musicales cortas, amenas y que dejan traslucir ese gusto por la divagación y la ensoñación que caracteriza a Odette y a la que las personas deberíamos someternos con una mayor asiduidad. Grandes dosis de humor con el contraste más sentimental, como rezan las grandes obras, dan un solemne tono a la obra, sin embargo no alcanzo a verla como una excelente película, a pesar incluso de la gran interpretación femenina, y es que para mi no llega a ser lo fantasiosa o realista que debiera quedándose a medio camino entre dos mundos, uno real pero ligeramente inventivo y uno donde los estados anímicos son los que perciben. No obstante se acerca a esa excepcionalidad que transmiten las mejores películas, no dejes de ver esta apología de la dicha.
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