jueves, 27 de diciembre de 2012

HappyThankYouMorePlease. Josh Radnor. 2010.

 

 
Simpática comedia romántica que bien merece ser vista antes que los clásicos semiculebrones adolescentes que pululan por ahí. No obstante, el film me ha parecido demasiado fácil, una mirada acrítica a la cultura burguesa, a la cultura neoyorkina como definidora de la metrópoli contemporánea. Sí, hay unos personajes representativos de la pérdida de sentido de la vida actual, pero a pesar de estar vagando por el mundo del sentimiento, del arraigo, de la fidelidad, no logran hacerse cargo de la situación del todo. Sin embargo, hay momentos muy buenos, los hay tiernos, compasivos, de humor, críticas reales y dejadas a la interpretación. No parece mal cine el de Radnor como indican las críticas a su último trabajo, aun así he notado en ciertos momentos cierto sabor a la serie que protagoniza, quizás fuera la engañosa costumbre.
 
El personaje principal adopta un ideal bastante autónomo aunque al final tenga que sucumbir a los elementos que la sociedad considera necesarios para la normalidad, esa que choca con el proyecto que en principio parecía ser, ese bohemio escritor que con su forma de vida es capaz de hacerse cargo de un niño de un modo diferente, de un modo que se salta el canon social y que le lleva a enfrentarse a la ley. La deriva del personaje es de adaptación, de búsqueda jovial que acaba y define el reencuentro de la idealidad en rememoraciones románticas, aunque es justo señalar el cambio de actitud, esa preocupación por una parte de humanidad que le faltaba al escritor de cuentos, de lo local y particular para convertirse en escritor universal, de novela, de ese texto que tanto dice de nosotros, de cualquiera de nosotros.
 
Los recursos estilísticos, sin ser demasiado deudores del encasillamiento genérico, invitan a reconfigurar este tipo de comedias románticas. No hay un excesivo uso de la dramatización de los personajes y el estilo es fresco, el narrador omnisciente y el grupo de amigos diseccionados en sus secciones con alguna confluencia bien aparejada dan un orden y sentido bien ubicados. Esperando ver lo nuevo...

miércoles, 26 de diciembre de 2012

París, Texas. Win Wenders




Tu hermano te encuentra cuatro años después y te lleva de regreso a casa junto a tu hijo al que han criado él y su encantadora mujer, y tú no sueltas prenda de lo que te ha pasado, de los avatares que te llevaron a caminar y caminar dejando todo atrás.
 
Algo traumático ha debido sucederle al individuo este y el espectador intuye que su relación amorosa fue el desencadenante, el punto de inflexión al que pronto el protagonista ha de regresar para dar sentido a su vida, a la vida de los que le rodearon y que por algún motivo dejó olvidados.
Todo ese sentido va a desplegar en una cabina erótica, en un lúgubre garito con un espejo y su reverso cristal, con un escenario, una lámpara y una silla, aquí nos va a mostrar Wender de modo magistral aquello que te atormenta, eso que deseas conocer desde el primer plano de la película. Esa historia contada en tercera persona que tanto dolor provoca, esa pasión que tanto desborda, que tantos conflictos provoca sus indeseadas colateralidades.
 
Todo el camino acompañado por el punteo de esa guitarra, por esa cadencia de movimiento uniforme, de un transcurrir del tiempo fuera de lugar, ensimismado, logran una apcible atmósfera que contrasta con la totalidad y brutalidad de sentimientos que se narran pero apenas son percibidos, deben de ser asumidos por el espectdor, acompasados con el ento devenir que exculpa al protagonista en su soledad, condena por la sobredosis de amor, por el miedo a perder lo que más se quiere, temor antiguo y peligroso.

viernes, 21 de diciembre de 2012

La voz dormida. Benito Zambrano. 2011.

 
 
Mucha gente piensa y cree que ya está bien de películas sobre la Guerra Civil, que la saturación es abundante y que no se hace otro tipo de cine en nuestro país, que siempre se trata con piedad a los republicanos, a los comunistas y allegados, mientras que el bando nacional sale demacrado. Y puede que tengan algo de razón, pero la verdadera razón de tanta sobresaturación, de tanta vuelta y revuelta, de tanto recuerdo se palpa en la historia, en unos hechos que hablan por si solos, le pese a quien le pese y por mucho que revuelva su conciencia o su pasado, pues la cruda realidad, ya no de la guerra, que en el film ya ha pasado (por si alguno aún no se dio cuenta) sino de la vida española en dictadura, sí en una terrible dictadura, para los pocos que quedaron y que pensaban de forma diferente fue el verdadero martirio, la anulación y el sufrimiento. Un dolor nunca reparado, traicionado por una transición que dejó las cunetas y los agujeros en las vallas en una indeterminación que, sin embargo, no alcanzó a muchos culpables de tanta miseria moral.

Zambrano, basándose en la grandísima novela de Dulce Chacón, logra mostrar y sacar a relucir el dolor de una posguerra dominada desde un autoritarismo extremo que dejó a un país en el silencio que reclamaba una religión católica tan cegada en un tradicionalismo mal entendido y dañino. Logra dar voz a esas mujeres siempre sufrientes, a esas madres de una España trágica que desgarrada en su propia sangre nunca ha sabido recordar. Por eso el aparente maniqueismo no es sino síntoma de la realidad rescatada del silencio profundo al que se la ha querido someter desde el fin de la fraternal contienda. Que hay malos, muy malos ¿qué puedes esperar de la maldad, de la soberbia y la sinrazón?

El film es una propuesta actoral muy grande, no hacen falta grandes escenarios, grandes ambientaciones, pues el trabajo de tanta gran actriz se sobra y basta. Inma Cuesta, Ana Wagener, Lola Casamayor entre otras, y sobre todo María León (vaya descubrimiento, que grandeza) otorgan el aire necesario que transporta el dolor, el sufrimiento de todo un país ante el crimen fascista que durante cuarenta años (sino más) acaudilló cualquier atisbo de esperanza. Con ellas empatizas a través de las rendijas, a ambos lados, dentro de esa cárcel, de ese inhumano confinamiento, y desde el otro, desde una calle invadida por el miedo, por la miseria disfrazad que trajerón unos golpistas de cuyo nombre no quiero acordarme.
 
La memoria histórica recibe aquí el impulso que los que tienen el poder de indagarla y aplicarla nunca se han atrevido a reparar. Gracias Chacón, Zambrano, por hacerme llorar irremediablemente y amargamente al recordar algo que no he sufrido pero que es parte de mi Historia.

viernes, 14 de diciembre de 2012

La invención de Hugo (Hugo Cabret). Martin Scorsese. 2011.

 
 
De la incesante laboriosidad que trae la racionalidad, la armonía de lo preestablecido y de cualquier elemento alienante para la vida de los hombres y mujeres intenta alejarnos el mundo onírico, el ejercicio del ensueño que incorpora el cine en su trascendentalidad. Ese es el artificio que magnifica al cine y lo ennoblece hasta situarlo en los pies del arte. Al menos es lo que interpreta Scorsese del trabajo de Méliès, aquel revolucionario paternal de lo que puede transmitir el cine, nada menos que sueños, unas veces molinos de viento en forma de pesadillas y otras dulces, tan edulcorados como los de la película. Una cinta que si bien tiene un excelente trabajo técnico, aunque para mi gusto la atmósfera está un poco sobrecargada por ese ansia de fantasía, y logra emocionar de buen grado, tiene algunos elementos que no acaban de encajar del todo bien, sobre todo la historia del padre de Hugo, apenas aporta a pesar de tener un significado dramático profundo.
 
Que no todo encaje puede ser enmendado, subsanado, y esto lo hace la épica del discurso narrativo, aquí muestra el director su particular visión cinematográfica, un cine de altos vuelos, un montaje intrépido a ritmo de la sucesión dramática, que por muy convencional que sea llega a transmitir la emoción suficiente para que el arte haga presencia en el espectador. Así el film viaja rápido, intentando contar demasiado, mostrar afectos y sentimientos por demasiados lados, y los encajes pueden resultar intrascendentes. Quizá demasiada pretención haya desfigurado la figura principal, el sueño, pues los sueños aun partiendo de la materia, de la facticidad, no son como estos pues su ser no puede ser catalogado por la racionalidad, y que me perdonen los psicoanalistas si algún ámbito escapa a su interpretación.
 
No es la mejor película de este impagable autor pero si resulta entretenida para ver en familia, con los niños y comprobar cómo el cine supone un cambio para el ser humano, un salto al vacío con pioneros de la altura de este mago (Méliès) y un poder extraordinario en los días de la información capitalizada de masas (esto en otro cine del que tambié ha particpado Scorsese). El cine, los sueños y la realidad forman una extraña urdimbre que nutre ampliamente a la sociedad desde las múltiples pantallas en que los conjuntos son visionados, interpretados. Arte, información y poder son construidos también desde los imaginarios que las pantallas proponen. Los sueños, los anhelos siempre tienen un pequeño rincón de expresión en la materia del cine, aquí anidan y se escenifican los modos de vida, pretéritos, presentes y utópicos, como los que siempre están por llegar, como los que no vemos y son silenciados, y los que en su momento no llegamos a comprender o ni siquiera conocimos.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

De ratones y hombres (Of mice and men). Gary Sinise. 1992.



La anterior crítica tenía una calificación muy buena, a esta le falta el primer calificativo, y la razón de mantener el segundo es gracias a la historia, por la novela de Steinbeck que logra con un relato sencillo retratar magistralmente una época y un contexto determinado (la recesión tras el 29 y la sociedad rural norteamericana). Por ello esta cinta se salva de un menor calificación a pesar de existir argumentos en favor de este pequeño menosprecio. También la salva el haberla visto doblada, pues la labor de Malkovich no creo que sea tan paupérrima como la caracterización lograda, el original seguro que gana, siempre lo hace a pesar de no poderlo nunca precisar esto del todo.
 
A mi parecer copía demasiado el estilo espacial de su antecesora, bien es verdad que la novela no es muy dada a delinear el espacio donde trancurre la acción, pero es que nada más empezar observas esto con meridian claridad, salvo unos planos más de persecución y el rojo del vestido, el resto es casi calcado. Y cuando pretende hacer gala de innovación el vocabulario no parece muy contextuado, hay expresiones que no pareciera que dijeran en la época de la representación (alubias con ketchup...). Y no sólo eso pues también procede a saltarse escenas que en la de Milestone eran cruciales para la caracterización de personajes y temas, con ello lo que se consigue es edulcorar las aflicciones de los personajes y detener la ensoñación característica de casi todos los personajes que aparecia en la vieja versión. Así, la mujer pasa de ser un entramado de conflictos internos por un extrañamiento cultural, a una inocente belleza con las contradicciones mínimas que impone el original. La belleza del trabajo en su representación, que alegría el trabajar en esos días maravillosos anaranjados en una naturaleza benigna y complaciente, modifica la laboriosidad y las penas que denotan en cierta medida la primera, pues tampoco es que se prodige demasiado dado el carácter dialogal de la obra, donde lo que interesa son las relaciones humanas, la conversación, esa que siempre le es negada a la protagonista, al bruto ignorante que no sabe callar y delata con su decir, su ser, su inocencia primordial que consiste en vivir anhelando, en vivir queriendo vivir, experimentar los sedimentos de cualquier cultura encauzados en su lenguaje particular y en sus formas de vida.
 
Recomiendo la obra de Milestone, porque parece que se acerca más al original, además te traslada un poco más a la época, a pesar de que hay una mejor ambientación en la de Sinise, pero el haberse rodado un año después y no obstante de su deficiente escenificación le dan un aire más original, creíble, donde podemos apreciar incluso al equipo de rodaje en la sombra del tren (por cierto, buena entrada a los títulos de crédito en el vagón, y buen corte de montaje al subir ellos). Y no hay que olvidar que en su momento fue nominada a Oscar como mejor película, año 39, año de Lo que le viento se llevó, La diligencia, Beau Geste o Ninotchka entre otras.

lunes, 3 de diciembre de 2012

La fuerza bruta. De ratones y hombres (Of mice and men). Lewis Milestone. 1939.



Gran trabajo el cosechado aquí por Milestone en esta adaptación de la novela de Steinbeck aparecida un sólo año antes. La novela, bastante corta, apenas tiene referencias espaciales y su estilo se basa más en el diálogo, en un decirse de los personajes tosco, duro, llano, que bien perfila las características de los personajes y la sociedad que contemplamos a través de su habla. Muchos temas y debates transcurren y son posibles en las pocas páginas del libro y en las imágenes del film. Una película que quiere ser mucho pero que pierde en las interpretaciones, en una puesta escénica demasiado teatralizada, sobre todo en las múltiples ensoñaciones de los difernetes personajes, que no transmiten la fuerza y realismo de otas novelas del autor como Las uvas de la ira y su puesta cinematográfica inolvidable.
 
Sin embargo, Milestone arma una gran película, con unos personajes más creibles que la más próxima adaptación a la que pronto dedicaremos unas palabras, logra convencer al espectador de la existencia de esa capa de realidad poco visible, de las aspiraciones creíbles de las personas que circunscriben esos ámbitos. Todos los personajes tienen bien delimitadas sus pasiones, sus dudas y realidades, los escenarios también juegan su papel pues no en vano la barraca, la casa, el campo la ciudad, aunque poco contrastados si juegan un papel primordial en la historia, y no son víctimas de una imagen colorificada víctima de una estética irreflexiva en sí misma como veremos con la película de Sinise.
 
Los temas que abarcan la narración son múltiples y tan antiguos como los problemas del ser humano mismos. La amistad, la vida y la muerte, la libertad, el sustento, el dinero, los anhelos, el amor, la mujer, el hombre mismos. Todos interrelacionados, pues no hay problema humano suelto, en fin, que no ande enredado con algún otro meollo antropológico. Así, la amistad y la muerte se conjugan con la vejez o el buen vivir, el amor y el dinero unidos a la mujer hacen de ésta esa desesperación que expresa la protagonista. El anhelo de libertad guía a todos, no en vano es uno de los últimos impulsos que a pesar de sus recientes proclamas ideológicas, muestra en su ser algo idiosincrásico de nuestra especie. De algún modo debe ser posible contrarestar la fuerza bruta de tal modo de ser y padecer.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Wall Street 2 (Wall Street 2: Money Never Sleeps). Oliver Stone. 2010.



Poco que ver y desgranar que no viesemos en la primera, quizás un poco más de hipocresía que incluso es indultada con uno de los peores finales que he visto. El final, mejor ni verlo, con eso podría decir todo.
 
Pero digamos algo más, ah! sí, el anterior protagonista vive como un rey gracias a las rentas, y del nuevo mejor ni hablamos, que historieta y tipo tan poco creibles.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Wall Street. Oliver Stone. 1987.

 
 
 
Buena película para observar lo desmedido del dinero, lo desvirtuado que resulta el capitalismo que impulsa el neoliberalismo con ese mercado libre, que poco o nada tiene de libertad con los egoístas intereses que pueblan cada jugada en ese amplio escenario.
 
El dinero gana, siempre gana pues es el beneficio monetario el que está en juego, no se mira con otros ojos sino con los de la opulencia. El que más gana es el que más tiene, eso es lo que muestra la película, sin demasiadas concesiones a la alternativa, salvo las emotivas, y por ello se queda un poco descafeinada. Muestra mucho de lo que ya sabemos, nada que no haya sugerido el séptimo arte desde sus albores, desde películas como Amanecer. El poder y el dinero en su cojunción social. Aquí vuelve a mirarse esta complicidad desde la óptica de la facticidad, de lo que parece inevitable que haya sin más crítica que su mera postulación.
 
No se pierde demasiado si no se ve, las mejores críticas al capitalismo dominante están en sus consecuencias no en su encuadre dominante contemporáneo. Además si poco entiendes de la gran economía financiera, sus diálogos, salvo en perspicaces ocasiones, tratarán que sigas como estás, sin entender ni papa.

martes, 27 de noviembre de 2012

Los amantes del Pont-Neuf (Les amants du Pont-Neuf). Leos Carax. 1991.



El amor no tiene predilección alguna, ni por sexos, ni por culturas, ni por distinciones sociales. Ninguna traba se le interpone allí donde aparece, por doquier, en cualquier parte y de modos tan extraños como maneras de expresión acontecen a su solemne paso. El film de Carax traza una visión descarnada del amor, amor aun en las más adversas condiciones, en un visión necesaria del amor que la emparenta a las necesidades más básicas del ser humano. Un amor irremediable, una pasión que desborda cualquier atisbo de encauzarla en razones, un sentimiento que anula la diferencia atrayendo hacia sí la inconmensurabilidad del amar, del verdadero querer y no sólo desear.
 
Los indigentes también aman, o ¿acaso no gozan del ser personas?, incluso muchos de ellos han llegado allí, a esa tesitura, por los vericuetos del amor, de un amor desmedido que desestabiliza, que nutre de otros afectos que se le acoplan y vertebran modos de ser y padecer diferentes a la supuesta normalidad, así muchas personas acaban mendigando ese amor que tanto dieron a la par que los consumía en cierta medida. La capacidad de sentir, la compartimos que todo el reino animal, lo que llama al amor no conoce frontera alguna, las filias son infinitas y su modos de relación igualmente. Sin embargo, el prudente amor a uno mismo es tan importante como peligroso, aquí, en el film, no veremos contraposiciones sociales, todo sucede en el trasfondo de una celebración burguesa, pero observamos cómo la identidad, el pasado y el porvenir pueden ser dictados desde una óptica amorosa, desde un querer vinculante, desde un deseo de no renuncia y estima acompañados de una buena dosis de necesidad de amar y dejarse hacerlo al mismo tiempo.
 
Un puente en construcción, en remodelación, un enlace que lleva de un ser a otro, de un querer a otro, un símbolo del uso, de todo uso, de cualquier uso. Un almacén, una historia y una ciudad que miran hacia un pasado glorioso, hacia un cielo decorado mientras la realidad se oculta, es ocultada, es paralizada, es invisibilizada a través de los múltiples modos de los que se sirve el sistema. El mismo que normativiza, el mismo que ofrece a través de la renuncia y del que sólo cabe escapar, huir para salvar la distancia, la diferencia entre las orillas, entre lo nuevo y lo viejo sin menoscabo del presente. Por esa angustiosa capacidad de amar del ser humano, de amar desde la óptica del prójimo, de amar sin contemplación y sin miedo, conociendo de antemano la derrota que supone ante todo pues el amor, como la vida, nunca es para siempre.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Un método peligroso (A Dangerous Method). David Cronenberg. 2011.

 
 
El cine psicológico, de personajes tiene aquí un referente y casi una figura paternal dado el tema y los personajes que trata el film. La relación entre el padre del psicoanálisis, un alumno suyo y una paciente tratada de histeria constituyen un fiel entramado de lo que pueden llegar a ser las relaciones humanas, de lo obcecadas que pueden ser las ideas, las personalidades, el orgullo y lo frágil que resulta de un escudriñamiento sencillo y sin coacción de la realidad. Todos sentimos impulsos, el por qué aplacarlos o satisfacerlos tiene un tratamiento teórico tan antiguo como nuestra errática conciencia moral, sin embargo aquí Freud y Jung desnudan su pensamiento en aras de una cientificidad muy insegura, aparcelada en una región tan incómoda como es la sexualidad humana, para mostrar como el ser humano tiende al autoengaño, a la cancelación de una verdad dolorosa que muestre la sinrazón de la especie, de la vida. En su relación y en la relación de ambos con la paciente y la vida observamos como fluye el nacimiento de algo que quiere llegar a tener estatuto científico, y cómo en esa relación las ideas avanzan a través de las propias vidas de los protagonistas, por su cambio frente a la vida y sus influencias, a la irremidiabilidad del contacto humano y sus poderos influjos, a la adaptación de ideas propias y ajenas con el ahínco ideológico de por medio.
Es una película densa, no apta para quienes ansían algo de emoción, a pesar de estar cargada de esa palabra constituyente de toda una ciencia pues son las emociones fuertes guías imprevistas y dificilmente asumibles o superables. Sin embargo, el muy buen trabajo de los cuatro protagonistas principales hacen muy asumible la dirección de actores, con una Keira magnífica desde su histérico plano inicial a su papel de madre y continuadora de los estudios psicoanalíticos.

lunes, 19 de noviembre de 2012

La regla del juego (La règle du jeu). Jean Renoir. 1939.

 
 
¿Por qué la regla en singular en un film muy plural, lleno de juegos y personajes, de situaciones y complicidades? Esa es la pregunta básica que me permite pensar sobre lo visto, sobre esta especie de vodevil, de pantomima que sin embargo tanto y tanto dice. Observamos una pléyade de normas, de reglas, de juegos, de desvarios, y ninguna responsabilidad, ninguna acción que denote la cara oculta de la libertad, de esa solidaridad que acarrea un vivir sin imposiciones. La regla ha sido asaltada por una falta de sentido común, de perspectiva, de buen vivir aceptando algún límite.
 
Renoir, el maestro, no parece contar demasiado, se instala en una simpleza estilística que no necesita de mayor artificio que el que proveen los personajes con sus libertinos enredos, con sus obsesiones altas o bajas, laboriosas u ociosas pero que determinan en si el fondo de la cuestión, el paisaje dramático que nos transmite el buen hacer de un director. Además, lo sencillo se torna complejo con las situaciones planteadas, esa escena de caza aristocrática, esa cacería popular desde la cocina a los entresijos de los amos, de los señores que ensimismados en su mundo, en su individualidad no aciertan a ver más allá de su propia desgracia. Todos sabemos cómo acabó la sociedad descrita, por ello la aparente simplicidad torna hoy en profunda toma de conciencia. Quizá por eso hoy guste más que en el momento de su estreno.
 
Cinta imprescindible, de culto y pasión, pura pedagogía cinematográfica relatando una historía compleja, relatando a cada personaje con un detalle digno de elogio. Con un guión muy bien trabajado, cerrando cada situación, donde cada personaje tiene su medida, su cambio, su cierre, su historia. Una tragicomedia de personajes que enseña tanto de la vida, de cualquier época, pues la regla del juego sigue ahí, en su infinita conquista sin desvelar, aprisionada por la multiplicidad de juegos que las sociedades y culturas exponen.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Hoy empiza todo (Ça commence aujourd'hui). Bertrand Tavernier. 1999.

 
 
La educación en la cruda realidad es tratada sobresalientemente en este film del singular Tavernier que llega a realizar una mirada completa por la educación en la edad más imortante, la parvularia, sin caer en los conocidos clichés que acompañana al género educativo. Aparecen muchos temas emparentados con esos arquetipos como son la marginación, la pobreza, la falta de recursos, y sin embargo al planear sobre ellos en el trabajo diario de ese director de escuela tan comprometido con su labor, su incidencia es menor comparativamente pues aquí se sugiere una mayor realidad, una que afecta al proceso educativo y a la sociedad en general, pues la labor educativa comienza en el individuo pero no acaba ahí ya que la sociedad en conjunto es depositaria de esa labor pedagócica.
 
Lo mejor ese guión bien trabado que hace concesiones a una diversidad temática importante dentro de las coordenadas del ámbito educativo, que muestra un buen puñado de personajes con un retrato veraz, sincero y no demasiado complejo. La sinceridad y la lucha que significa la actitud de ese profesor muestra en su propia persona la dificultad de la tarea educativa. Los niños vienen sin manual, los padres y la sociedad deben proveer de las capacidades sociales que garanticen el desarrollo a los niños, unos niños que apenas conocen, que aún sin saber no pierden la sonrisa y son el punto de esperanza que emana del film, de la vida diría yo. De ahí la importancia de rescatar el tema, de llevarlo a una dramatización sugerente, con ideas y denuncias conjugándose a la hora de ver la vida en un entorno decadente, muy próximo al de hoy, al del posible futuro y que describe bien una realidad palpable, aunque alejada de la urbanización cercana al centro comercial.
 
Muy recomendable pues transmite uno de esos valores que pueden ser considerados universales, que deberían ser referentes de nuestras actitudes, pero que como vislumbran los recortes acaecidos en nuestras políticas, no parecen ser valores puestos en consideración. Con la educación ganan todos, algo tan fácil de entender...

El amigo americano (Der Amerikanische Freund). Win Wenders. 1977..



El más artesano, el más implicado en la belleza, en la verdad, en la unidad que confiere todo arte también es capaz de experimentar un dilema moral como resultado de comprender que no hay nada que perder, que la situación ya es límite, ¿o quizás no fuera tan definitivo?. Wenders fabrica un film de género sin las etiquetas características de todo género pues bucea y rastrea en diferentes modelos cinematográficos para mostrar el dilema y la voluntad de un personaje (gran Ganz) que parece destinado al bien, a la resignación, pero que un mensaje, un probable diagnóstico, una duda torna esa capacidad en acción, en la búsqueda de esa garantía que al principio parecía imposible.

El artesano Wenders narra con la cámara las escenas más negras, manteniendo un suspense y una dramatización poderosas. La atmósfera de los lugares es la idónea, una mezcla de axfisia y libertad que a veces aprisiona al personaje y otras lo libera, lo exculpa de pretender querer lo que otro, el amigo americano, profesa, revela. La ciudad, tiene vida doble, la apertura de la plaza, de la calle vacía, en descomposición, y la zona subterránea, el metro y el tunel, ese imaginario humano que es el laberinto de las relaciones, el territorio al que se ve abocado el ser humano ante el edvenimiento y consolidación de las nuevas relaciones que lo desacreditado abre.

Sin embargo en el guión hay cosas que quedan cojas, descolgadas, ese maestro pintor (mi adorado Ray) ese gánster (Fuller) e incluso el propio americano. El simbolismo de esos personajes no me basta, pues en el guión tienen una configuración que anticipa algo más que el dejarlos a la interpretación del espectador. Aun así, la película es una gran obra que indaga en diferentes ámbitos, desde la estética, propia del film y la interna hasta la ética con el dilema de los personajes, sus acciones y formas de vida así como por la respuesta ética que propone la apertura de estos personajes no cerrados.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Sorgo Rojo (Hong gao liang). Zhang Yimou. 1988.


Gran relato el dirigido aquí por Zhang Yimou sobre la base de las novelas del reciente Nobel de literatura Mo Yan, cuya obra desconozco en su totalidad si bien pronto ha de ser subsanado. Pero me parece una interesante y bien trabajada película con una estética muy marcada por ese color fruto de la pasión etílica que induce el vino, el amor y la vida en su manifestación más pura e instantánea. El film cuenta con una narrativa de amplias dimensiones, una voz en off narra los sucesos desde la lejanía, desde la distancia que aprecia e intuye su origen, su cultura, su idiosincrasia sin mucha más nostalgia que crítica.
 
Una historia de amor, de triple amor, amor por una persona, por un territorio, país o como quieran llamarlo, por un trabajo y una vida bien entendida. Ahí radica la fuerza del film, en mostrar las posibiblidades del amor, de la armonía social sin caer en ideologías dogmáticas que envenenan el discurso, en mostrar la cultura más elemental o su deposición ante los imperativos del tiempo, su regulación ante el enemigo o sus bondades ante el pueblo. Dibujar un paisaje muy creible, rojo, y sin caer en el imaginario comunista más universal me parece un gran acierto.
 
Los dioses del vino chinos hermanos del Dionisio griego marcan las notas embriagadoras que destilan un buen relato cinematográfico, lleno de cultura, tradición, amor y buen vivir, suma del imaginario comunista, social, emancipatorio, al cual creo que debe aspirar el ser humano en su infinita apertura al mundo.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Anticristo (Antichrist). Lars von Trier. 2009.

 
 
¿Cual es la raiz del mal?, ¿y la del bien?. Si desde nuestra mente pretendemos abarcar metodologicamente los orígenes de conceptos oscuros anclados en nuestro modo de ser y estar, el problema es inviable pues una sucesión lógica dentro de la historia, de la vida parece ser tan fútil como reprochable, tan rencorosamente reprobable como a la vez loable al mismo tiempo. La mayoría de nuestra existencia está ligada a las ideas que tenemos sobre lo que llamamos vida, a nuestras concepciones del mundo que nos rodea, a la forma de ver y entender que la cultura desentraña y desde la cual nos hacemos.
 
Aquí, el autor danés nos invita a una reflexión sobre la mente, sobre la vida y la muerte a través de dos personajes (únicos en pantalla si exceptuamos al niño, y por cierto excelentes trabajos de ambos, de Dafoe del que su trayectoria lo dice todo, y de Gainsbourg, que no tendrá todo el sex appeal que exige la industria pero que como actriz da mil vueltas a la mayoría de maniquíes que la pueblan) que tras el trauma inicial (el prólogo es de una factura inmensa) inician el doloroso recorrido desvelatorio del drama en el que todos estamos inmersos, la cruel vida que brota de la naturaleza. La lucha entre la naturaleza y la cultura es la puesta en escena que trasladada a la pantalla nos permite ver que más allá del bien y del mal algo debe de haber, ya sea algo escatológico o algo tan pueril como el alumbramiento del ser, ese ser metafísico que trasciende todo tiempo y espacio al pasar por encima de toda consideración ontológica.
 
El film, muy cuidado estéticamente con una puesta visual fascinante entre el terror y la ciencia ficción, camina por senderos poco explorados, por sinsentidos delirantes que nos acercan a la relatividad de cualquier hecho, de cualquier intento de encontrar un significado, pues la madre, la naturaleza, por muy racional que pueda llegar a ser bajo los dominios de nuestra razón, no se deja atrapar tan facilmente como pudiera pensar un teólogo, un psicoanalista o un filósofo. Los caminos que llevan al mal o al bien son múltiples y variados, dependen de las actitudes de los protagonistas, de los tiempos que corren, de los múltiples vericuetos que nacen de cada decisión, de cada observación. Por ello, y a pesar de las obsesiones del autor (naturaleza, sexo, misoginia...) la película es un rara avis al intentar encauzar la locura dentro de la grotesca realidad, dentro del dolor que confiere vivir un trauma e intentar superarlo, ya sea mediante la indiferencia o el simple dejarse arrastrar por esos tres hermanos cómplices de todo debilitamiento moral (tristeza y duelo, dolor y desesperación) que llevan a la pareja a una reconsideración del mal. El mal es posible porque es dado a la luz por ella, por la madre que todo concibe e instruye, por esa despiadada naturaleza que no provee de bien, sino de mal, siempre el mal y nunca el bien, que es constitutivo del hombre (masculino).

viernes, 9 de noviembre de 2012

Los idus de marzo (The Ides of March). George Clooney. 2011.



Notable trabajo en todos los aspectos sin llegar a sobresalir en ninguno de ellos, pues la película recrea una historia bastante verosímil, con unos personajes no tan acertados, muy encerrados en su individualismo, en su propio factum del que no parecen poder escapar, surgiendo el drama desde ese destino inevitable que se me antoja demasiado forzado (el personaje femenino retrata este síntoma dada su caracterización y su abrupto final).
 
No obstante, el film respira una naturalidad que contrarresta todo ese entramado político que hilado desde el último detalle no deja espacio a la improvisación, a la confrontación y lo único que persigue es una lealtad dogmática a la clásica narración a la par que el personaje principal cercena esa incondicionalidad por lograr el triunfo político a toda costa, sin reparos ni remilgos pues lo importante es ganar, triunfar sin miramientos morales o desdenes éticos.
 
La trama es muy sugerente, en el doble sentido del vocablo pues por un lado ofrece una insinuación de lo que se esconde tras las bambalinas de los partidos políticos y sus candidatos, y por otro lado sólo lo hace tentativamente, sin convertir al político, verdadero criminal en este embrollo, en el símbolo de la advertencia, de la sugestión. ¿Cuál de los dos personajes posee menos escrúpulos y es menos válido como ejemplar humano?. Además grandes aspectos del entramdo sociopolítico están muy desdibujados o tratados con un desdén que tampoco acierta a caracterizarlos en toda su complejidad (los medios de comunicación son tratados como meros elementos para relanzar la trama y apenas advertimos la crítica justa que deberían recibir como portadores y difusores de una política circense que sólo sirve para divertir a los que realmente detentan el poder). La falta de valores humanos se echa de menos a lo largo de todo el film, casi ningún personaje parece tenerlos, y sinceramente, por muy dura, fría, áspera e irracional que podamos llegar a sentir la política, no creo que lo humano se deslinde de ella. Hay individuos así descritos, sin duda, pero ganadores morales también los hay.

martes, 6 de noviembre de 2012

El mensajero del miedo (The manchurian candidate). John Frankenheimer. 1962.



Magnífica película, un gran relato hipnótico que singulariza una época fundamental en cuanto al delirio psicosocial y un modo de entender la sociedad o ideas tan incongruentes de una política edulcorada por el cuento frio y arbitrario de votos y una puesta en escena que linda con lo irrisorio, con lo patético.

La narración cuenta con una indudable y excelente puesta en escena, de recto cálculo y precisamente radiografiada dados los efectos hipnóticos o televisivos que el director introduce en el relato audiovisual y que le dotan de una originalidad y efectismo muy notables. Cada plano está medido en la arquitectura narrativa, cuando es necesario un corto, ahí está, con la angulación perfecta para determinar el efecto o sentimiento correspondiente, e igual si es menester otro encuadre para narrar y dejarnos ver la realidad fílmica en una historia poco creible, casi paranoica y que sin embargo no deja de ser verosímil.

Además se percibe claramente el objeto de denuncia, el retrato exuberante de una realidad ya casi lejana en el tiempo (cincuenta años cumple el film) que, sin embargo, nos parece irresistiblemente actual en demasiados modos (gastos militares desorbitados, políticos de tres al cuarto, medios de comunicación sirvientes, mundo polarizado, vidas supérfluas, etc.), y por ello la identificación es lograda, aún hoy, con mayor efectividad. Pareciera como si la sociedad en poco o nada hubiese avanzado o cambiado, y es qué realmente lo ha hecho, me pregunto a mí mismo sarcásticamente sabiendo que menos o más, algo lo ha hecho.

Y del amor, ¿con la historía de amor se salvará el Mayor de la frialdad de una época, de la vida en general?. Seguro que sí

lunes, 5 de noviembre de 2012

War horse (Caballo de batalla). Steven Spielberg. 2011.

 
 
Se nota la mano del maestro, pero la película carece de originalidad alguna, todo en ella es previsible, mucho más que previsible pues desde los primeros fotogramas adivinamos cual será el destino de ambos protagonistas. Solo faltan los accidentes con los que tendrán que lidiar, pero ellos también resultan demasiado predecibles, como si tras solamente insinuar el siguiente acontecimiento ya adivináramos la respuesta final.
Sin embargo, detrás de la cámara hay talento y apreciamos una muy buena fotografía, demasiado fantástica para mi gusto pero con un toque bélico, del cine inglés de los cincuenta, con un color mate que recrea una atmósfera peculiar, de tenue neblina y de un verde apagado por el horror al que asiste. Igualmente digno de elogiar es la composición fotográfica respecto al animal, que muchas veces con su mirada o su gesto remarca la acción como si de un profesional de las tablas se tratase. Así como también no desmerecen algunos pequeños giros dramáticos muy bien narrados e introducidos (me quedo con la vuelta de los alemanes por la granja y con el rescate del caballo de la alambrada, que ironía la cara y la cruz con la posterior aceptación), aunque sean los mínimos.
La película es muy digna de sábado por la tarde en televisión, con la famiia, los niños o echarse esa cultural "siestecita" mientras avanza la típica historia con la típica música épica. Ya lo has visto.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Las nieves del Kilimanjaro (The Snows of Kilimanjaro). Robert Guédiguian. 2011.



Sencillez marcada por escasa profundidad temática, personajes de talla media, ciertos tópicos y paisajes ya antes mejor marcados, y sin embargo me parece un excelente film. Una película directa, que a pesar de no hablar con la profundidad necesaria de la enorme masa de problemas que afectan a los personajes, y a casi cualquier ciudadano actual, plantea una solución ética a esa pareja, descendiente de los sueños del 68, que vinculándose a la sociedad para transformarla descubre que esa misma sociedad le es ajena, que el tiempo y fuerzas más poderosas que los propios ánimos desbancan cualquier intento de progreso, de mejora, en un mundo donde la subjetividad mal entendida pretende entronizar cualquier avatar, sin darse cuenta de que quien no conoce la historia está condenado a repetirla.

Los jóvenes no tienen conciencia de clase, como insinúan en la película creen que cualquier conquista sobre la libertad, la igualdad, vienen de serie. Las luchas que precedieron a cualquier cambio social significativo se desdibujan en el imaginario contemporáneo. La individualidad exacerbada de hoy otorga demasiada importancia a la resolución de los problemas vía subjetividad, ya sea por parte emocional o racional, los problemas vienen del individuo, último componente del entramado social. Sin embargo, la película, y porqué no decirlo, yo también, apoya una versión diferente de individuo, un sujeto que se sabe partícipe de una comunidad, de una sociedad que a pesar de ser el individuo sujeto último, la trama y sus interrelaciones se antojan más complejas y determinantes para elementos individuales como la libertad, solidaridad, justicia, etc. que no pueden ser dejados de lado a la hora de configurar cualquier vida.

El film apenas se adentra en las entrañas de los problemas y las soluciones dadas, la política ni aparece, aunque sí lo político, por doquier. Por ello no es de extrañar esa solución ética final, ya que la falta de política actual, de su independencia respecto al mercado, hacen que la solución ética, solidaria, a pesar de sus posibles consecuencias, como muestra el film con la actitud de los propios hijos de esa pareja, es la ínfima salida que tienen esos individuos ( no sólo una generación como parece mostrar al final) soñadores de justicia y buena vida, para poner en práctica los fines que persiguen en una sociedad que no quiere escucharse en la voz de la conciencia individual.

¿Pero realmente quién se atreve, a escuchar e intentar cambiar el estado de cosas de su alrededor, a actuar de esa manera tan altruista cuando estamos acostumbrados al bienestar social que hoy nos burlan?



Por cierto, la película está inspirada en el poema de Víctor Hugo “La gente pobre”.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Los diarios del ron (The rum diary). Bruce Robinson. 2011.



Es difícil trasladar toda una vida, toda una interpretación de ésta y del periodismo en una sola película, y no creo que esa pretenciosidad sea la característica y supuesto del film aquí presentado. La vida, irrepetible y única de un personaje como Hunter S. Thopmson, iluminador del llamado periodismo gonzo, no puede ni creo que se deje captar en aventura tal, sin embargo, si podemos observar ciertos puntos de partida, retales de una manera de discernir y aceptar lo que es o pudiera ser el periodismo, una mezcolanza entre la ficción y la subjetividad, entre la ligazón a la verdad con el lector, una equidistancia entre quien posee la chequera y paga y aquel otro que recibe tanto el trabajo, la definición, como la pasta, la manteca o el sueldo, llámelo como quiera.
La película por tanto no muestra la idiosincrasia total y definitiva de un personaje como el de Thompson, un arquetipo del antisueño americano, un tipo de fácil clasificación para unos y controvertida para otros, que no deja indiferente a nadie, aunque aquí en el film, se deje edulcorar un poco (no sé en el libro, con ciertas dosis de autobiografía a pesar de su temprana escritura).
No se muestra en toda su crudeza la fama de un tipo desequilibrado por su afición al alcohol, a los desmanes que ciertos vapores insuflan en el alma, no muy distintos de otros mitos menos perjudiciales para el hígado y tanto o más para el alma (léase dinero, poder, sexo en esta sugerente y juvenil cuadratura del círculo). La cinta se mueve entre la ironía y la verdad, entre la denuncia social y la comicidad que emana de cualquier tragedia si es mirada con el prisma necesario para ver en la vida más allá de la simple y única realidad que la subjetividad propia o ajena pretende establecer.
Profundidad social poca, profundidad en los personajes, la justa, excelencia técnica, la necesaria, y sin embargo la historia entretiene, llega, emociona, hace reflexionar, y al menos a mi me ha dejado con unas enormes ganas de bajar a la playa, tomarme un buen ron (botella mínimo) y descalificar a todos esos bastardos que conocen el precio de todo pero el valor de nada, a esos que creen en un dios y no lo siguen en su cotidianidad a pesar de su anhelada e infinita necesidad.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Vivimos hoy (Today we live). Howard Hawks y Richard Rosson. 1933.

 
 
 
Dentro de la filmografía de tan gran director (Hawks) y geniales actores (Joan Crawford, Gary Cooper y Robert Young) esta puede ser considerada como una obra menor, una película que no llega a la altura de su por ejemplo anterior Scarface, ni satisface las expectativas tras la historia creada por el después ganador del Nobel, William Faulkner, ni posee una gran fotografía, al menos continua, pues si se aprecian buenos planos en momentos puntuales.
Sin embargo, la historia entretiene, tiene especial encanto a pesar de un principio demasiado rápido y de un final enormemente veloz que no deja claro muchos de los motivos de esos ingleses que parecen aceptar una supremacía americana en el amor y por ende en la vida y terminan como héroes, es decir muertos, que es el fatal destino de aquellos.
En ese mismo final observamos el sello inconfundible de las cruces, en la camisa de ella, simbolizando muertes como bien usaran ya en la mencionada obra del hampa que protagonizase Paul Muni.

sábado, 8 de septiembre de 2012

La vida en rosa (La môme). Olivier Dahan. 2007.

 
 
Marion Cotillard, Marion Cotillard, no me salen ni las palabras para describir la interpretación de esta extraordinaria actriz (protagonista también de mi último post). Normal que la dieran el Oscar pues se merienda de un dulce bocado la representación de la vida de otra impresionante mujer, Édith Piaf, ese pequeño gorrión, que tras lo visto en el film no sé como no hicieron una película antes.
La película en si, como la mayoría de biopics se sirve de un relato montado en paraelo, donde vemos retratos del pasado remoto alternados con otros más recientes, bien seleccionados la mayoría de las veces pues nos dan a entender el carácter único de esta cantante, que no se arrepiente de nada como menta su último gran éxito Non, je ne regrette rien. Igualmente destacable es la fotografía, de un oscuro muy acorde a la necesidad y personalidad de la cantante, cuyo amanecer es el anochecer.
Pero lo mejor sin duda, reitero, es la portentosa actuación de la actriz gala, un prodigio en todas sus manifestaciones, en plasmar ese caos que resulta de la atronadora vida de la cantante francesa por excelencia, cuya vida bien merecía ser plasmada en este arte llamado cine, el cual, ella misma acarició.

viernes, 7 de septiembre de 2012

El último vuelo (La dernier vol). Karim Dridi. 2009.



En la vida no siempre se gana, y en el cine tampoco. Desde esta premisa se puede entender la débil película de Dridi, así como la pequeña historia que pretende narrar sin dañar la imagen de ambas. La debilidad del film, a mi parecer, se sitúa en las esperanzas proyectadas en la primera parte del metraje, con unos personajes y una historia prometedora que, sin embargo, van debilitándose a medida que avanza la pesadez del desierto y la falta de frescura, pues una vez que parece que la emoción y la historia van a arrancar, las dunas relegan cualquier emotividad a un paso del tiempo lento, que como en un reloj de arena los granos van cayendo sin percibir apenas cambios en la configuración dramática ni en la técnica. El film se queda en una muy buena fotografía y la historia en un deseo de agradar tan parecido al que siente la protagonista por amar, por ser amada con la misma fuerza y pasión que siente ella.

lunes, 20 de agosto de 2012

Amor a quemarropa. (True romance). Tony Scott. 1993.




Hoy nos dejó el director de esta maravillosa película, para mi la mejor de su filmografía, por mucho Top Gun que firmara. Y que mejor homenaje que volver a revisarla y percibir que no ha perdido nada de su brío, de la fuerza dramática y visual que descarga una historia de amor loca, al más puro estilo Bonnie and Clyde con la firma de guión de Tarantino.
Tenía en mi mente el vago recuerdo de ese final plumífero así como esa estupenda conversación entre el padre del protagonista (Hopkins) y el representante del mafioso (Walken), y valga dios que los sigo amando y teniendo entre mis momentos cinéfilos por excelencia, pero lo grato es que había partes que había olvidado por completo y hoy vuelven a resurgir en todo su esplendor. Por ello ahora debo añadir otros grandes momentos al repertorio como son la paliza que recibe Alabama en el motel por un jovencísimo Gandolfini, o el modo tonto y repetido en que es arrestado el imbécil de turno con la cara empastada en cocaína.
Por películas como esta comencé a enamorarme seriamente del cine, por el ansia de amor e inocencia que describen sus personajes al principio del film, por la fuerza visual de muchas de sus imágenes, por los diálogos tan delirantes y sinceros que brotan de esos personajes tan bien cuidados y escenificaodos, por la acción y movivmiento en cada encuadre, en fin por el conjunto que firmó este hombre que drásticamente hoy nos deja.
Gracias Tony, si puedo llamarte así, por brindarnos esta gran película. Desde hoy prometo practicar el rito de tu protagonista y acercarme al cine por mi cumpleaños, quizá encuentre aventuras así...

viernes, 23 de marzo de 2012

Toy Story 3. Lee Unkrich (Animation). 2010.



No creía que una tercera parte me pudiera sorprender y emocionar de tal grado como lo ha hecho esta nueva entrega de personajes tan singulares. La historia está perfectamente construida, con unos cambios de acción y con una profundidad en los personajes que hasta la mismísima Barbie sale bien parada, y mira que nada más verla sentí cierta aversión por su sospechosa intromisión. Además en la trama se observa una crítica de la opresión, muy al uso pero suficientemente clara para la ideosincrasia industrial. Hay frases memorables como la de la señora Patata "los juguetes no están hechos para la Universidad" o el discurso político de la muñequa más famosa del planeta recordándonos mensajes humanistas que llevan siglos intentando ser protagonistas. Y la despedida del niño, la desposesión de la materia, uno de los mitos que impiden una auténtica libertad para muchas doctrinas, está tratado de forma magistral, con ciertas dosis de sentimentalismo pero con un pragmatismo acorde con los tiempos por llegar. Hasta el deux machine funciona muy bien, que gancho, propicio para el cambio paternal del señor Patata. Y los créditos, siempre sorprendentes, con la nueva guardería que dirigida por esa pareja moderna sin preocupaciones deficitarias, lleva un más armonioso clima laboral ymantenien una correspondencia epistolar con el nuevo hogar de nuestros ilustres amigos.

martes, 20 de marzo de 2012

Atrapado en el tiempo (Groundhog day) Harold Ramis. 1993.




No había visto esta película pero gracias a que hago caso a recomendaciones y gustos de amigos cinéfilos he vuelto a comprobar que no suelen equivocarse. La cinta, a pesar de tener unos años y tener una estética muy pasada (que daño hicieron ciertos colores en los noventa) fluye gracias a un guión y una historia muy cuidadas donde asistimos a la evolución moral y vital de un periodista sin caer en melodramatismos de sobremesa y con un acertado y certero Bill Murray en plena efervescencia creativa. Volver al día anterior cada noche puede ser un suplicio o una oportunidad, según se miré, pero también puede ser la verdadera oportunidad de ver las cosas de otro modo, de querer salir de cualquier cliché opresor y ser capaz de mirar sin esa indiferencia tan usual hoy. Así nuestro hombre del tiempo al observar que no puede escapar del ciclo ni por arriba, ni por abajo, decide coherentemente seguir el medio, lo natural dentro de la vida social del hombre que no es sino participar de la cultura que le rodea para a través de ella poder dar sentido a su tiempo, a su vida.
Además destila un humor muy sugerente gracias a unos personajes bien construidos, ciertamente estereotipos, que logran pulsar el mecanismo de la risa con su sola presencia (el antiguo amigo, a pesar de su reiterativo discurso, es cada día más gracioso). Una comedia romántica muy recomendable y de las que hoy faltan en cartelera, recomendables, pues por títulos que no sea...

lunes, 12 de marzo de 2012

Criadas y señoras (The Help). Tate Taylor. 2011.




Muy recomendable film sobre la estupidez de los complejos raciales y las apariencias en la sociedad norteamericana. A pesar de que a mi juicio, el guión queda algo cojo con dos historias importantes (el noviazgo de la señorita blanca y la pérdida de su niñera) que quedan retratadas de modo irreal e incompleto, el resto sin hacer demasiadas concesiones a cierto sentimentalismo o a la viva crudeza emocional, sabe llegar al centro del espectador mostrando pequeñas pero decisivas pinceladas que rotulan el carácter hipócrita de la mayoría de los hechos que acontecen en nuestro derredor. La película es una coral de mujeres, una gran sinfonía interpretativa (Viola Davis, Octavia Spencer y Emma Stone a destacar) donde ellas cargan con todo el peso de la narración, incluso con esa narración sumergida emanada de la inmemorial dominación masculina que bien ganado tiene el puesto entre los prejuicios humanos. En esta magnífica coral observamos hasta la saciedad la importancia que tiene el salirse de la órbita del hecho para poder juzgarlo con imparcialidad, la importancia de la identidad y de la historia en la configuración del presente con todas sus vergonzosas imparcialidades mantenidas a golpe de estupidas razones egoístas, que ciegan a los hombres y mujeres haciendo que cada paso emancipatorio sea contrarestado por leguas regresivas que nos hacen comer a todos de la misma mierda.

viernes, 9 de marzo de 2012

Las vidas posibles de Mr. Nobody (Mr. Nobody). Jaco Van Dormael. 2009.




No es una obra maestra pero la apuesta bien merece la excelencia, y además el género y el tema me fascinan con lo que mi subjetividad acerca al film al olimpo cinematográfico aún consciente de sus limitaciones (demasiado efecto de postproducción y algún detalle en el guión encajado precariamente por ejemplo).
La conexión de todo, la ligazón que existe entre un acto y todo su alrededor, el mecanicismo del mundo de partículas que nos constituyen en último término es el trasfondo de esta historia de amor, amores, y también desamores pues todo depende de frágiles conexiones y puestas en escena. Cada acto pone en marcha una cadena de efectos insoslayable, cada elección nos lleva irremediablemente a un destino, pero como ese destino hubiese sido muy diferente de haber pensado o actuado de diferente forma la realidad puede tomar distinto cariz. Así nuestro personaje en esta distopía trata de narrar su vida en ese futuro no muy agradable a través de la hipnosis, pero su vida fue todo lo que pudo haber sido gracias a esa teoría (cuerdas) que postula unas dimensiones de más. Y es en esa múltiple vida y su narración donde anida la magia de la película, con grandes efectos visuales, una gran capacidad para cuidar los planos en su escena y en su valor creativo, un guión difícil pero bien trabado que muestra las distintas vidas que soportó el último anciano del mundo. La caracterización del personaje principal a lo largo de toda su vida está muy conseguida y vemos en él como son las circunstancias quienes nos determinan pues no es el mismo ánimo el del enamorado que el del rechazado, el que ve una película que el de que simplemente sestea. Veas o no veas la película el mundo va a cambiar, tu destino está allí, doblándose a cada esquina, bifurcando tu vida en cada ocasión en pérdidas o ganancias, en amores o desamores o en símplemente tu circunstancia que decía el maestro Ortega.