viernes, 9 de noviembre de 2012

Los idus de marzo (The Ides of March). George Clooney. 2011.



Notable trabajo en todos los aspectos sin llegar a sobresalir en ninguno de ellos, pues la película recrea una historia bastante verosímil, con unos personajes no tan acertados, muy encerrados en su individualismo, en su propio factum del que no parecen poder escapar, surgiendo el drama desde ese destino inevitable que se me antoja demasiado forzado (el personaje femenino retrata este síntoma dada su caracterización y su abrupto final).
 
No obstante, el film respira una naturalidad que contrarresta todo ese entramado político que hilado desde el último detalle no deja espacio a la improvisación, a la confrontación y lo único que persigue es una lealtad dogmática a la clásica narración a la par que el personaje principal cercena esa incondicionalidad por lograr el triunfo político a toda costa, sin reparos ni remilgos pues lo importante es ganar, triunfar sin miramientos morales o desdenes éticos.
 
La trama es muy sugerente, en el doble sentido del vocablo pues por un lado ofrece una insinuación de lo que se esconde tras las bambalinas de los partidos políticos y sus candidatos, y por otro lado sólo lo hace tentativamente, sin convertir al político, verdadero criminal en este embrollo, en el símbolo de la advertencia, de la sugestión. ¿Cuál de los dos personajes posee menos escrúpulos y es menos válido como ejemplar humano?. Además grandes aspectos del entramdo sociopolítico están muy desdibujados o tratados con un desdén que tampoco acierta a caracterizarlos en toda su complejidad (los medios de comunicación son tratados como meros elementos para relanzar la trama y apenas advertimos la crítica justa que deberían recibir como portadores y difusores de una política circense que sólo sirve para divertir a los que realmente detentan el poder). La falta de valores humanos se echa de menos a lo largo de todo el film, casi ningún personaje parece tenerlos, y sinceramente, por muy dura, fría, áspera e irracional que podamos llegar a sentir la política, no creo que lo humano se deslinde de ella. Hay individuos así descritos, sin duda, pero ganadores morales también los hay.

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