miércoles, 5 de diciembre de 2012

De ratones y hombres (Of mice and men). Gary Sinise. 1992.



La anterior crítica tenía una calificación muy buena, a esta le falta el primer calificativo, y la razón de mantener el segundo es gracias a la historia, por la novela de Steinbeck que logra con un relato sencillo retratar magistralmente una época y un contexto determinado (la recesión tras el 29 y la sociedad rural norteamericana). Por ello esta cinta se salva de un menor calificación a pesar de existir argumentos en favor de este pequeño menosprecio. También la salva el haberla visto doblada, pues la labor de Malkovich no creo que sea tan paupérrima como la caracterización lograda, el original seguro que gana, siempre lo hace a pesar de no poderlo nunca precisar esto del todo.
 
A mi parecer copía demasiado el estilo espacial de su antecesora, bien es verdad que la novela no es muy dada a delinear el espacio donde trancurre la acción, pero es que nada más empezar observas esto con meridian claridad, salvo unos planos más de persecución y el rojo del vestido, el resto es casi calcado. Y cuando pretende hacer gala de innovación el vocabulario no parece muy contextuado, hay expresiones que no pareciera que dijeran en la época de la representación (alubias con ketchup...). Y no sólo eso pues también procede a saltarse escenas que en la de Milestone eran cruciales para la caracterización de personajes y temas, con ello lo que se consigue es edulcorar las aflicciones de los personajes y detener la ensoñación característica de casi todos los personajes que aparecia en la vieja versión. Así, la mujer pasa de ser un entramado de conflictos internos por un extrañamiento cultural, a una inocente belleza con las contradicciones mínimas que impone el original. La belleza del trabajo en su representación, que alegría el trabajar en esos días maravillosos anaranjados en una naturaleza benigna y complaciente, modifica la laboriosidad y las penas que denotan en cierta medida la primera, pues tampoco es que se prodige demasiado dado el carácter dialogal de la obra, donde lo que interesa son las relaciones humanas, la conversación, esa que siempre le es negada a la protagonista, al bruto ignorante que no sabe callar y delata con su decir, su ser, su inocencia primordial que consiste en vivir anhelando, en vivir queriendo vivir, experimentar los sedimentos de cualquier cultura encauzados en su lenguaje particular y en sus formas de vida.
 
Recomiendo la obra de Milestone, porque parece que se acerca más al original, además te traslada un poco más a la época, a pesar de que hay una mejor ambientación en la de Sinise, pero el haberse rodado un año después y no obstante de su deficiente escenificación le dan un aire más original, creíble, donde podemos apreciar incluso al equipo de rodaje en la sombra del tren (por cierto, buena entrada a los títulos de crédito en el vagón, y buen corte de montaje al subir ellos). Y no hay que olvidar que en su momento fue nominada a Oscar como mejor película, año 39, año de Lo que le viento se llevó, La diligencia, Beau Geste o Ninotchka entre otras.

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