Un maestro lo es por películas como esta. Una obra menor, dirigida casi por imposición si es que quería volver a dirigir algún día por sus colaboraciones con las brujas, y sin embargo el ojo de Lang se muestra inquieto, cual pintor, dando tonos sombríos y trágicos a toda esa sociedad que refleja. No es un film negro de máxime expresión pero las pocas notas del maestro caracterizan de forma tal una típica historia que parece como si de un clásico del género se tratara. Esto lo podemos observar en los planos de atmósfera cargada, cerrados y con una iluminación que acentúa el dramatismo, o en la inversión de la femme fatale por un hombre y su caracterización. Incluso se permite unas notas de humor, de ese humor negro y ácido que sólo puede aparecer en un retrato de esa falaz e hipócrita sociedad norteamericana que reclama libertad e igualdad y que el propio autor comprobó en sus carnes durante un año.
Y que decir del retrato de la mujer, de esas tres compañeras de piso y de trabajo, tres diferentes mujeres atrapadas en su rol, en el sino que la sociedad les imponía (y hoy le siguie imponiendo) como bien atestigua la libreta llena de teléfonos que el afamado periodista desecha cuando ha encontrado al verdadero amor. Y encima una actuación de Nat King Cole cuyo tema nomina a la película. No es esa onírica mujer del cuadro, pero merece la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario