martes, 10 de noviembre de 2009

Zatoichi. (Zatôichi). Takeshi Kitano. 2003.


Las apariencias no son lo que parecen pues los sentidos nos engañan. A partir de esta premisa Takeshi Kitano nos introduce en una historia de samurais, de personajes que no necesitan presentación, un samurai usa la espada, esa es su filosofía y presentación, la acción como paso inexcusable en el devenir humano.
Destacable el uso sonoro diegético del trabajo, de la laboriosidad, creando una atmósfera y conjugándose al ritmo e historia de la película pasando del compás del trabajo por chapoteos funestos hacia un cenit musical, que sin saber dónde situarlo en la escena musical japonesa debido a mi ignorancia, lo asocio a una mezcla de flamenco y claqué que me deja algo despistado.
También resaltar esas referencias humorísticas, casi todas ellas debidas a un nefasto uso de la espada o a una torpeza desmedida de los personajes secundarios que bien recuerdan a esos clásicos del género, siendo uno de los maestros Kurosawa, merecidamente homenajeado en la escena de la lluvia.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Siete años en el Tíbet. Seven years in Tibet. Jean-Jacques Annaud. 1997.


Comienza una época orientalista y tenía la impresión de que el film elegido para ello iba a dejarme mejor sabor de boca pero los recuerdos suelen ser muy traicioneros ya que mis primeras sensaciones no se confirmaron.
La película trata superficialmente el tema que atraía mi mirada, el budismo, aún en su versión de los lamas. Se dan ligeras pinceladas de esa forma de entender la realidad y además están contaminadas por una ficticia adaptación a los foráneos montañeros. Igual trato reciben los acontecimientos históricos, la forma “periodística” de enterarse los protagonistas del final de la Guerra es ejemplificadora de esa visión hollywoodcéntrica.
Y que decir de las relaciones humanas, pues otro tanto de lo mismo, superficialidad, un maestro montañero para el Dalai Lama que se considera un egoísta y acaba amándolo como al hijo que perdió por subir al cielo, una mujer bonita oriental a la que se perdona no enamorarse del guapo…
No es muy profunda pero entretiene a la vez que aprecias lo bonita que es Argentina.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Siete mesas de billar francés. Gracia Querejeta. 2007


Interesante propuesta de aires costumbristas con una peculiar combinación que en la película aparece como una tradición. En ocasiones parece demasiado irreal, con escenas llenas de tópicos a veces forzosamente enlazados, protagonistas un tanto planos y abocados a su destino detenido años atrás, pero también hay que elogiar otros momentos muy bien buscados y conseguidos en una historia muy plural y de amplio carácter humano. También hay que resaltar la grata actuación de Maribel Verdú, aunque esto último siempre mediado por el endiosamiento mítico que suscitó en mi juventud.
Creo que el querer ir avanzando en la caracterización de los personajes al mismo tiempo que transcurre la historia quiere darle ese toque inesperado, pero a la vez desmerece a un grupo más amplio de personajes, difícil siempre la coralidad.