Las apariencias no son lo que parecen pues los sentidos nos engañan. A partir de esta premisa Takeshi Kitano nos introduce en una historia de samurais, de personajes que no necesitan presentación, un samurai usa la espada, esa es su filosofía y presentación, la acción como paso inexcusable en el devenir humano.
Destacable el uso sonoro diegético del trabajo, de la laboriosidad, creando una atmósfera y conjugándose al ritmo e historia de la película pasando del compás del trabajo por chapoteos funestos hacia un cenit musical, que sin saber dónde situarlo en la escena musical japonesa debido a mi ignorancia, lo asocio a una mezcla de flamenco y claqué que me deja algo despistado.
También resaltar esas referencias humorísticas, casi todas ellas debidas a un nefasto uso de la espada o a una torpeza desmedida de los personajes secundarios que bien recuerdan a esos clásicos del género, siendo uno de los maestros Kurosawa, merecidamente homenajeado en la escena de la lluvia.
Destacable el uso sonoro diegético del trabajo, de la laboriosidad, creando una atmósfera y conjugándose al ritmo e historia de la película pasando del compás del trabajo por chapoteos funestos hacia un cenit musical, que sin saber dónde situarlo en la escena musical japonesa debido a mi ignorancia, lo asocio a una mezcla de flamenco y claqué que me deja algo despistado.
También resaltar esas referencias humorísticas, casi todas ellas debidas a un nefasto uso de la espada o a una torpeza desmedida de los personajes secundarios que bien recuerdan a esos clásicos del género, siendo uno de los maestros Kurosawa, merecidamente homenajeado en la escena de la lluvia.
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