Deseaba realizar mi particular homenaje a la recientemente malograda Elizabeth Taylor visionando algún film suyo de los muchos que me quedan aún por ver, y que mejor que uno por el que consiguió la ansiada estatuilla. Y al mismo tiempo podría hacer otra especie de guiño a la protagonista del título, pues el 29 se cumplían 70 años del suicidio de Virginia Woolf, persona de la que supe tras la estupenda cinta "Las Horas". Sin embargo, este segundo enlace no se materializó en las espectativas previstas, pues aparte del título y las ilusiones pervertidas a las que se alude con él no hay mayores referencias a esta escritora (o yo no supe verlas). Pero la principal razón si mantuvo su peso, con creces, ya que Liz está deslumbrante, desbordante de físico y con un ambivalente rostro y carácter muy bien interpretado. Igualmente sobrio está su queridísimo R. Burton. No obstante la película no llega a articularse de forma verosimil, le falta algo de realidad, quizá porque se la robe esa pareja felizmente desencantada o la ingenuidad de la joven pareja. Más bien creo que se trata del trasvase de formatos, pues existe una diferencia considerable entre el teatro para el que la obra fue concebida exitosamente y el cine, y ahí la adaptación creo que a pesar de ser buena no le supo otorgar el valor cinematográfico añadido careciendo de cierta verosimilitud que casi todo buen film debiera cuidar.
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