viernes, 23 de octubre de 2009

El niño pez. Lucía Puenzo. 2009


La grandísima película "La historia oficial" de Luis Puenzo me ha llevado a ver la obra de su hija basada en su propia novela homónima, y de familia le tiene que llegar esa magnífica forma de hacer cine, pues con un gran montaje y unas pinceladas de varios personajes narra un intenso drama de intensas conexiones, de tal palo tal astilla, dicen.
El amor es una de las categorías fundamentales del hombre y como demuestra la película puede llegar a ser tan poderoso que difícilmente puede ser entendido por un pensamiento rígido, no hay lógica posible en las manifestaciones principales de la vida, por ello quizá sea mejor explicitarlas en forma de leyenda, tal como pretende esta del niño pez, que si bien pudiera ser más que una expresión de una triste realidad, refleja cosas mucho más allá, aún siendo sólo en sueños.
Educación desmedida o sin medida, clasismo social, fama fugaz, belleza, dinero, poder, santería e imaginería religiosa, criminales que son buenos, buenos que son criminales, infidelidad, celos, amor carnal o pasional, muerte… son varios de los diversos temas que componen la vida humana, la historia, la obra, la gran película de Puenzo y sin embargo hoy (tras las manifestaciones contra la ley del aborto) quisiera destacar aquel que hace que la cinta sea necesariamente visionada por toda esa gente que ejerció su derecho a manifestarse, quizá una mirada cercana a la crudeza les haría reflexionar, en caso contrario, es que no saben ver cine, vivir.

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