sábado, 21 de noviembre de 2009

Horizontes perdidos. (Lost horizon). Frank Capra. 1937.


La obra de James Hilton debió resultar muy interesante a mentes aún ciegas de orientalismo y un director de sabia mirada humana lo supo aprovechar muy bien para narrarnos la historia de ese lugar edénico llamado Shangri-la, que corresponde a diversos mitos orientales sobre un lugar donde la sabiduría eterna coexistía con la inmortalidad (Chang Shambhala).
La contraposición de los valores occidentales a los orientales se deja notar a pesar del desconocimiento parcial que aún se tenía de la amalgama de creencias y religiones orientales. Hay algunos valores de notable talante histórico, como el Dalai Lama occidental de la orden de los Capuchinos, que reemplazaron a los jesuitas en su labor misionera por aquellas tierras, pero por lo general trata más el tema oriental ofreciendo una síntesis basada en su espiritualidad que una doctrina concreta, a pesar de acercarse más en su formalización al budismo.
Capra siempre tuvo ese talante para ofrecernos esa mirada a lo humano, a sus diversas manifestaciones, a sus estados de ánimo y pasiones, siempre confrontándole con la dura, y a veces cruel, realidad para terminar su discurso con ese hálito de esperanza tan necesario. Que bello es vivir, caramba.

1 comentario:

  1. Ciertamente, como señalas, Capra suavizó bastante la visión de oriente que aparece en la novela de James Hilton. Me alegro de encontrar aficionados a esta película/novela. Casi coincidiendo con tu nota, apareció mi entrada sobre Horizontes Perdidos en mi blog Acotaciones. Saludos.

    ResponderEliminar