A medio camino entre cine de terror, cine policial y misterio llega a confundirse esta historia que de no ser por un par de grandes e inolvidables secuencias no hubiese llegado a convertirse en un clásico, pero hay estaba la mano de Tourneur hábil para captar esos momentos trágicos de luces y sombras, de escenas fuera de cuadro, de angustia provocada por ese uso magistral del campo. Como historia decae bastante pues el personaje detectivéstico obligado moralmente junto a la solución del intelectual atormentado dejan bastante que desear. Sobresalen más todos aquellos momentos secundarios, aquellos en los que se nota la mano directora como aquel magistral en el que la madre ve como corre la sangre de su hija por debajo de su puerta. Lo peor, la típica imagen errónea del pueblo mexicano con castañuelas y todo.
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