Gracias a que existe un mañana podemos experimentar la esperanza, el anhelo por la posibilidad de que todo cambie y que una nueva luz ilumine nuevos sentimientos que aparten lo podrido y el sufrimiento. Esta es la consecuencia a la que se enfrenta Cuarón con esta apasionante película de ciencia ficción de graves y no tan lejanas secuelas de continuar con el impulso del iluso estado del bienestar. Filmada en un tono azul contaminante la película camina bastante bien a pesar de ciertas complejidades no bien tratadas en guión (demasiado pasado por explorar, y mucho del presente sin definir), y de la incompletud de ciertos personajes, quizá haya excesivos, aunque en su mayoría están bien tratados. El final también me parece demasiado calzado, demasiado irreflexivo e incoherente con un desorden del que salen muy bien paradas nuestras esperanzas, sin embargo el calado humano de la cinta y una buena dirección artística y técnica merecen que sean valorados en mayor medida que las deficiencias.
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