domingo, 27 de noviembre de 2011

La octava mujer de Barba Azul (Bluebeard's Eighth Wife). Ernst Lubitsch. 1938.




Con uno de los maestros de la comedia no es posible fallar, así Lubitsch nos ofrece una pequeña muestra de su valía ante este género, de su mordaz ironía para tratar la realidad social y sus pequeñas contrariedades, a pesar de la escasa crítica ideológica cultural que emana de esa constelación estelar que supone Hollywood en multitud de ocasiones. Sí, lo americano y patriarcal triunfa pero cierta acidez en el humor del film, le dota de ese toque tan brillante y genial que cultivaban tan bien los escritores del guión (Brackett y Wilder) y tan bien administraba el alemán.
La comedia se articula en torno a la mal nombrada guerra de sexos, que quizá tuvo su auge promocionado por ciertos sectores conservadores, y quizá eso sea lo que hoy le reste una mayor hondura y empatia. Sin embargo, como ya se mencionó, el arte de la comedia se sitúa por encima de estas disquisiciones culturales para alzarse muy por encima gracias a ciertos gags de gran consideración (Czschecoslovakia, la sorpresa del pijama, la bañera de Luís XIV, la ignorancia histórica, la boda y su diplomacia, la vida conyugal separada, el boxeador irlandés, el uso de Shakespeare para el control de su mujer, el manicomio...) y con la construcción de pocos personajes pero de una estereotipación precisa (el padre de la decadente aristocracia, el rico amante materialista, la joven enamorada dueña de su destino, el joven presuntuoso víctima de las apariencias) para hacer avanzar la historia hasta su final feliz, demasiado infeliz para los días que corren, sobre todo si eres mujer. A todo ello hay que sumarle ese guión lleno de equívocos, de pequñas sorpresas que hacen de la película una virtud en su calculada precisión del gusto contemporáneo expresado en la sofisticación. Lo malo, la predecibilidad de su desenlace y su rápido desentrañamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario