martes, 1 de noviembre de 2011

The girlfriend experience. Steven Soderbergh. 2009.



Difusa es la linea que separa la mascara del actor, la apariencia del ser, la realidad de la ficción, asímismo incaptables son las sensaciones que quiere despertar el film, bastante atrevido aunque tan difuso como esa historia marketinizada que quiere imponer orden en una vida dividida, trastocada por una sociedad igualmente inexpresable desde una razón unificadora. La película juega bastante bien con los momentos, precisando información a cuentagotas para diluir aún más si cabe el ser fílmico aunado a el de la protagonista, por cierto una de las mejores actrices porno. Sin embargo en muchas escenas de plano general las conversaciones están muy forzadas, faltas de naturalidad, como si los personajes no creyeran lo que dicen, como si la propia realidad en su inmanencia doblegara al infinito la dualidad de los personajes atrapados en su sinrazón. Otras, sin embargo, están muy cuidadas, tanto en su forma dialogal como en su fuerza visual y para ello sólo mirar la foto que ilustra este post, algo dice ese desenfoque de lo principal.
No me parece una de las mejores de este autor, que ahora viene diciendo que rueda un par más y se retira, pero hay una pequeña crítica social a través de un tema, que podríamos calificar de tabú, que es digna de elogio. Aunque apresurada y vuelvo a repetir, difusa, la crítica se deja traslucir en cada una de las relaciones que aparecen reflejadas en la cinta, bastantes, y eso que no toca para nada temas sexuales puros y duros. Me encantó especialmente la crítica de la cultura, la del entrevistador de prensa y su réplica dramática. Ambivalencia pura y dura de la que muchas veces no sabemos escapar.

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