martes, 16 de diciembre de 2014

El espía de dos cabezas (The Two-Headed spy). André De Toth. 1958.



Sentimientos enfrentados ante este film de un autor que si es algo es eso, autor, un buen hacedor de películas, de historias muy sólidas independientemente del elenco de actores, del presupuesto o de otras ficciones que no sean las propias del acto creativo. Por ello mismo el film se muestra como una nota más de la gran labor de un director que logra hacer una gran película cruzando géneros como el bélico, el cine negro y el thriller para narrar una historia quizá demasiado increíble pero muy lograda tanto en su forma histórica como en la ficción cinematográfica que la representa. Pero al mismo tiempo esa historia quizá demasiado elevada confrontada junto a la especial dedicatoria a Alexander Scotland dan mucho que pensar al destacar a un personaje un tanto oscuro tras la creación de esas prisiones para los interrogatorios un tanto crueles, por suavizar, para con los derechos humanos. De ahí el sentimiento enfrentado al ver una buena realización técnica al servicio de una idea sobre el ser humano y sobre la guerra en particular un tanto distraída.

La historia es mejor verla, una gran historia donde caben los espías, la amistad, el amor, el odio y todos esos sentimientos que suelen poblar una buena historia. Realizada magistralmente va dando detalles de ciertos sucesos históricos y otros fabulados para adornar tanto la historia como ese punto negro que no veo tan cómodamente al deslizar el ámbito victorioso al bando del realizador, del creador (recordar que la asistencia fue a cargo del propio Scotland). Los detalles se solucionan con unos simples planos de archivo, incluso el propio führer es trasladado al punto de no visión, para que gastar más de lo imprescindible y recibir posibles críticas por algo que no aporta nada relevante al desarrollo del drama. Un drama estupendamente interpretado por unos actores que no necesitan ser de primer orden pues con ser bueno en su trabajo es suficiente para la creación de unos personajes perfectos. Pedazo de actores esos que llaman secundarios, no te digo.

Mi crítica es muy velada desde que no me gustan los buenos, o lo que entiende la mayoría por los buenos. No me gusta el engaño ni la exaltación deliberada de actos e ideas fuera de cierto orden humano, de respeto por otras posturas y otras historias no tan oficialistas pero de gran sentido crítico. Ello no puede impedir ver la grandeza de un gran film, de una estupenda realización técnica que ofrece una entretenida y emotiva historia de amor, y ahí todo cine, toda imagen no puede errar por mucho que quiera, el amor es tan inatrapable como extraño y cual filosofía siempre en vuelo intentando comprenderse y atraparse, aún despegando tarde, su elucidación nos es necesaria.

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