Existen ciertas mujeres de ensueño que con su sola presencia pueden arrancar los más inimaginables arrebatos emocionales, esas mujeres fatales que pueden implicar cualquier estado a cualquier persona incluso si se es profesor de psicología como el desafortunado Edward G. Robinson en la película. El sueño puede convertirse en pesadilla tan fácil como el hielo se derrite y para mostrar esta disolución quien mejor que Lang, maestro del mejor cine negro, ya que consigue un escenario idílico en el melancólico vapor de una copa, enseñando las múltiples dotes de este género, la intriga, la policía y su paciente metodología coordinadas con su ineficacia, los nervios, el chantaje, la culpa, la frivolidad. Y todo ello con un gran guión (Nunally Johnson), de una ligereza y precisión admirables, con unos diálogos bien construidos, de una gran competencia, con unos actores excelentes (¿Alguna vez vi a G. Robinson mal?) interpretando a unos personajes que escapan del estereotipo del género y que sin embargo una vez instalados en éste, campan a sus anchas cual Capone en San Valentín. Y es que hay impulso humanos que siempre serán unos desconocidos, pero no te resistas, claudica y entretente con esta pequeña obra de arte, con los demás impulsos ya te las arreglarás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario