martes, 12 de octubre de 2010

Mifune (Mifunes sidste sang). Søren Kragh-Jacobsen. 1999.


Ateniéndose al manifiesto al cual representa parece ser una buena película, con una gran dosis interpretativa y un guión bastante amplio en el que conjugan diversos aspectos humanos, emocionales. No obstante, desde el prisma de una gran obra de arte deja bastante que desear, pues hay momentos demasiado forzados, no sólo esa salida hacia la infantil y provinciana vida pasada, ni esa llegada histérica de una esposa engañada, pues se echa de menos cierta profundidad en los personajes caracterizados por los tópicos de lo representado así como esa mirada meramente visual atenta a lo simbólico y artístico que refleja el buen cine.
Sin embargo, estamos ante lo que yo considero un gran film, por esa variedad temática de rica actualidad y tan arraigada en lo humano, en historias de seres normales que buscan refugio como drásticamente pueden en los semejantes, por ese juego natural que ofrece este movimiento en particular y el cine en general, por esas grandes interpretaciones (la de Rud es de lo mejor que he visto), por ese guión que aunque, impreciso, no está contaminado por la lógica de la industria y realza ese clima nada artificioso al que alude la cruda realidad. Y es que hay que ser igual de fuerte y valeroso que un samurai para enfrentarse con la vida, con el pasado, con la soledad y con la propia verdad, de ahí que Mifune nos enseñe y regale algo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Pink Floyd The Wall. Alan Parker. 1982.


Mediante esta ópera-rock que sigue los pasos del majestuoso album de 1979 se nos muestra la historia de la irracionalidad que nos impulsa a construir muros a nuestro alrededor, muros tan altos que impiden cualquier otra visión, que incluso legitimados por cualquier instancia percuten en nuestro modo de interactuar con el resto de semejantes. Sí, nos hemos vuelto comodamente insensibles gracias a los ladrillos que vamos incorporando a nuestro modo de ser. Derribar éstos no es un castigo, es una obligación, pues la apertura a lo verdaderamente otro es tan necesario en nuestra perspectiva como los ladrillos que la configuran.

Sólo por la música y la animación merece ser puestas entre las pequeñas obras de arte, porque la historia, trasunto personal de Roger Waters, desmerece un poco con su abarrotado topicismo, aunque el gran montaje y la archiconocida y genial música crean esa imprescindibilidad que merecen obras como la presente, a pesar de su pobre cinematográfico inicio en forma de rock, que no audiovisual, puesto que la banda enfatizaba sobre lo visual en sus conciertos.

El olor de la papaya verde (Mùi du du xanh - L'odeur de la papaye verte). Tran Anh Hung. 1993.


Puede parecer demasiado larga y densa, poco insustancial en cuanto al contenido dramático, y sin embargo no le resta ni un ápice a la bondad y poesía que transmite rodar lo cotidiano, lo irremediablemente normal de la vida pero que en su fondo esconde una necesidad inmediata y trascendental. Las princesas de este mundo oriental beben de otras fuentes, por eso desde la serenidad del arte se nos puede narrar una historia mirando hacia la primitiva percepción que depara el halo natural que nos rodea. La película constituye una rica y variada amalgama de sensaciones, visuales y sonoras, muy a pesar del título, y si aún no es posible un buen olograma ni la dactilidad fílmica, experiencias como ésta acercan a la transmisión de tan primitivos organos del conocer. La historia, pausada y rutinaria deriva en una rapidez final falta del ritmo imperante pero la musicalidad sonora, tanto de la banda sonora como del magnífico ambiente (los pájaros llegan a hablar por la protagonista), la poética visual (que grandes primerísimos planos los de la hormigas en agonía, la pepitas de la papaya, el pintado de labios...), y un acertado guión, que nos saca de los convencionalismos occidentales, convergen y aúnan la excepcionalidad del film.

Además la temática es muy variada y aunque trasladados al contexto cultural vietnamita, como seres humanos nos atañe en todo su valor y circunstancia, así observamos los mismo miedos y confusiones que acechan aquí, las mismas miserias y grandezas se revelan con su impronta en el único mundo del ser humano, la única diferencia contrastable está en esa manera de amar y sentir, sin reservas y sin esperas, sin la urgente necesidad del agravio correspondido, de la respuesta sentimental. El amor por el amor, algo de lo que adolecemos en nuestra inmediata cotidianidad y en mayor medida en la proyección vital que condenadamente dibujamos.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Mamut (Mammoth). Lukas Moodysson. 2009.


No sé muy bien cómo llegué a esta película pero me alegro de haberlo hecho. Cine sencillo, simple, sin grandes efectos y mirada directa, con un lenguaje audiovisual claro y conciso, académico. De entrada se asemeja a la hollywodiense cinta de Iñárritu, "Babel", en forma y contenido, sin embargo, aquí y bajo mi particular punto de vista, con menos consigue si no más, al menos destila ese mismo desaliento ante la circunstancial vida que rodea a este maravilloso planeta, narra bajo esa mirada objetiva que disfrazándose de neutralidad invade en el fondo sentimental que todo ser humano lleva en su interior y que en parte nos sustenta. Hay una evidente crítica a la sociedad occidental y su modelo, de implantación forzosa, basado en el trabajo y en el éxito que dejan en entredicho otras facetas de grave importancia para las personas como es el caso de la educación de los hijos, no ya en su vertiente académica sino en la valorativa y moral, pues en un mundo desvalorizado como el nuestro también somos hijos de nuestro tiempo y abstraerse de la contemporaneidad para reflexionar más allá de esta es una complicada labor para cualquier persona, no digamos para un niño. Además toca otros temas de radiante actualidad como el matrimonio, el adulterio, la pobreza y miseria, la religión, el choque de culturas, la felicidad, el consumo, la pederastia, la trata de personas para su explotación sexual, el injusto reparto de la riqueza...en fin un recorrido por lo auténticamente real de nuestro mundo. ¿Y el happy end? Personalmente me emocionan más los tristes y melancólicos, pero una nota de esperanza nunca viene mal.

Evasión o victoria (Victory). John Huston. 1981.


La subjetividad, mis recuerdos al ver por primera vez esta cinta, mi apasionado amor por el fútbol y un gusto infantil por el cine bélico hacen que estime en demasía esta cinta, ya que se trata de una de las menores del gran Huston, pero mi ilusión y recuerdos aún la hacen revivir como aquel día en el cine junto a mi padre. Ese gol de Pelé, ese sombrero de espuela de Artiles, ese estadio rugiendo y cantando el desafío ante la barbarie. La película es muy convencional, demasiado predecible y cargada de los tópicos del cine de cárceles y prisioneros, las secuencias de fútbol no están mal rodadas del todo, vaya entradas y hoy se quejan. Con ligeros toques de humor y dotando de elegancia inglesa incluso al bárbaro (encantador Max Von Sydow al contemplar ese remate acrobático que otorga el empate final) la historía nos transmite la vieja creencia del si quieres puedes, ese reflejo de Pigmalion tan en desuso en estos tiempos y que sin embargo en esta ficción da resultado, y es que a veces el orgullo y la afirmación de uno mismo puede ser beneficioso.

martes, 5 de octubre de 2010

Con faldas y a lo loco (Some like hot). Billy Wilder


Con esta irrepetible obra de arte continúa mi homenaje a Tony Curtis ya que aquí está a la altura de las circunstancias y hace gala de su camaleónico estilo vital dotando de una agilidad a la historia única e irrepetible. Eso si, se encuentra con el director de comedias por excelencia, ese dios del cine, al menos para Trueba y para mi, que junto a su fiel Diamond logran encumbrar la comedia irónica y satirizar la realidad con el archiconocido lema final. Igualmente tiene como compañero de viaje al enorme Jack, sin duda el mejor. Y ya que no hay nada imposible, comedias habrá que intenter imitar e incluso doblegar a esta cinta, sin embargo la peculiardidad de tan acertada historia dificulta otra lectura que no sea la obra misma pues su arte es tan esencial como cualquier artifico metafísico. De la película que decir que no se haya escrito o dicho y que recordar que ya no ocupe mi memoria y aflición. Si aún no la has visto, no sé cómo aún sigues leyendo... Imperdonable, pero claro nadie es perfecto.

Fugitivos (The defiant ones). Stanley Kramer. 1958.


Mi particular homenaje a Tony Curtis comienza con esta gran película que narra la huida de un hombre blanco encadenado a un hombre negro tras el accidente que sufre el camión que los trasladaba de prisión. Esta fuga nos permite recorrer varios aspectos de la sociedad norteamericana (occidental) y sus prejuicios, encumbrando uno de los principales, el odio racial existente y muy discutido años después, que marca la relación de los protagonistas. En su peligroso viaje se cruzan con lo más recóndito y salvaje de la civilización, aquellos que desean detentar una verdad y se creen con la capacidad de juzgar y sentenciar, se encuentran con la soledad de los seres humanos y los miedos y anhelos de éstos. Asimismo se traza una crítica a la sociedad y su falta de comprensión (no logran diferenciar conejos de hombres) así como del poder e influencia de la prensa y la actuación individual, única e irrepetible siendo la única capaz de sustentar la acción. Con un buen y sobrio guión se logra encaminar una historia en donde el apoyo y mantenimiento a costa del contrario, del otro, se nos revela sustancial, imprescindible. También destacar una buena fotografía, con esas transiciones temporales en plano fijo mientras que la luz temporal avanza, y esos primeros planos contraponiendo belleza y fealdad. Los actores, increibles, un gran Sideney Poiter y el homenajenado en una de sus mejores películas, tiene muchas pero caben en una mano grandes obras con su nombre. La siguiente entre ellas.

lunes, 4 de octubre de 2010

Buscando a Eric (Looking for Eric). Ken Loach. 2009.


Eric Cantona es un mito del fútbol, al menos en el teatro de los sueños de Manchester (Old Traffor) e igualmente como un antiguo y añorado mito actúa aquí para el personaje de esta cotidiana cinta de Loach, maestro de lo hermosamente natural y verosimil, aunque haya de recurrir a drogas blandas en este caso. Eric dirige y orienta la acción de este inglés medio al igual que en la antiguedad los héroes y dioses lo hacían con sus hazañas y leyendas que marcaban el sendero a seguir por el hombre. Así la mejor jugada de este controvertido jugador se convierte en el trasunto de la norma a seguir, del camino a escoger, y este no pasa sino por recuperar y aumentar la confianza, y no sólo ya en uno mismo, pues es menester dejarse atrapar y guiar por los demás, por todos aquellos que tenemos a mano y que en último término no persiguen sino lo mismo y similar a lo nuestro, vivir lo más decentemente y dignamente que se pueda. Un pase a gol puede significar mucho más que el propio gol a pesar de la esencia fundamental de éste, pues en ese último pase se concentra el jugo central del juego, la labor del conjunto por acercar esa pelota a la malla. Sin los demás no somos nadie, los necesitamos no sólo para constituirnos, también para apoyarnos en ellos y buscar juntos soluciones, metas y esperanzas.

Revolutionary road. Sam Mendes. 2008.


Escapar a lo irremediablemente vacío de la vida es una ardua tarea e incluso la podríamos considerar peligrosa. Salir del encasillamiento al que nos somete la sociedad configurando nuestra misma percepción de la realidad es un acto de valentía, de enfrentarse con las cosas de manera directa, del modo como el arte constituye un sentido diferente a lo expresado en el ámbito de la racionalidad acotada a la que invita el constructo social. Esta lucha por escapar de los clichés, de lo monótono, de la asfixiante conciencia del día a día que sufren muchas personas no contentándose con el breve discurrir vital que acaece a cada momento, es lo que Mendes trata de plasmar en este sugerente film de época. Y es que es más difícil narrar en la contemporaneidad un asunto que requiere de la resistencia valorativa de la sociedad pues, hoy por hoy, todo vale en mundo de pérdida de valores constante y relativismo exacerbado, con lo cual muchos de los asuntos prohibidos, censurados o difamados por la cultura han sufrido una relajación moral acentuada. No era el caso de la época que nos ocupa, al menos no tanto, en la que una mujer sufría muchas más desigualdades que en la actualidad (por desgracia aún estamos lejos), ni la familia había perdido el protagonismo que hoy ocupan abuelos, sobrinos, asistentes o quien se ocupe de los niños. Así Mendes consigue contar más que esa lucha por escapar a lo cotidiano trasluciendo una crítica social que bien se puede extrapolar a nuestro entorno más inmediato, pues derivamos desde aquella época tanto como nuestro pequeño o gran acto de ayer.

domingo, 3 de octubre de 2010

La noche se mueve (Night moves). Arthur Penn. 1975.


Excelente cine negro de la década de los setenta de la mano del recientemente fallecido Arhur Penn, autor de obras como "Bonnie and Clyde", "La jauria humana" o "Pequeño gran hombre" entre otras. Sin embargo no había visto esta pequeña joya de uno de mis géneros por excelencia. En ella cabe cada uno de los tópicos que recorren este antiguo arte de mirar la sociedad desde lo más bajo y profundo de ésta. Hay están todos, el detective, la mujer fatal, mujeres en este caso, una pequeña lolita, asesinatos, traición, engaño y cuantos clichés puedas querer pues todo cabe en esta película. El guión es espectacular, manteniendo indemne al espectador hasta un inesperado final mientras nos cuenta infinidad de cosas más allá de las traiciones y verdades que ofrece la vida, así nos desgrana los derroteros de un detective en busca de su sitio en este mundo cruel e interesado, la confrontación de sus miedos y su vida privada frente a su búsqueda vital, en la que descubrirá que la mentira y la falsedad están a la orden del día, por muchos detectives que hubiera la vida sigue su irremediable curso y nadie puere parar de por sí la falaz estructura que escupe este maravilloso constructo en el que habitamos.

Aunque hay que reconocer que este gran director y la acción violenta no conjugan demasiado, tiene un estilo demasiado bronco, casi demasiado explícito, aunque tremendamente efectista, sólo recordar el final de la afamada pareja de asesinos refleja lo dicho y aquí un poco más de lo mismo, salvando una de las secuencias finales que desvela el desesperanzador final bajo el agua y el último igualmente dramático.

sábado, 2 de octubre de 2010

El curioso caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button). David Fincher. 2008.


Todo es posible y nada dura para siempre, con estas dos sencillas y tautológicas premisas construye Fincher una obra bastante emotiva y brillante ahondando en el tema de la biografía, en la narración de la vida a la que aspira toda persona. Aquí le da la vuelta a la tortilla de la vida descubriendo el maravilloso viaje que atravesamos de modo inverso, de manera que se desatan viejas ligaduras que impiden ver la vida con la objetividad subjetiva necesaria. Así mediante este trayecto inverso del protagonista se nos muestra la carga que supone la subjetividad, el peso que carga la conciencia llena de fijaciones culturales que no permiten ese ajustamiento definitivo a la realidad para dotar a ésta de un auténtico sentido.

Con un gran guión de Eric Roth basado en un clásico de Fitzgerald la película se desliza muy bien a través de toda una vida, destacando los típicos momentos pero con esa nueva mirada que ofrece la inversión vital del protagonista. Con una gran ambientación, un maquillaje excepcional y unas muy bien rodadas escenas en las que la perspectiva modifica estaturas, junto con una buena banda sonora hacen de esta película algo más, el biopic inverso para mi funcionó.

La flor del mal (La fleur du mal). Claude Chabrol. 2003


Nuevamente esa burguesia de provincias ocupa la mirada a este director que sigue sin bajarse de la ola, hay más de lo mismo, es decir esa mirada real al ser humano pero que es extrapolado al mundo del cinismo y la hipocresía por excelencia, donde lo noble cohabita en completa armonía con lo má abyecto del ser. Aquí incluso la culpa, el engaño y el crimen saltan de una generación a otra con el mimetismo que caracteriza a todo proceso vital, así en la narración contemporánea suceden viejos comportamientos, ¿de clase?, que acaban por aflorar en la vida actual y que intentarán redimir a la familia nuevamente. Chabrol siempre ofrece ese tono real dotando a su cine de cierta coherencia temática y estética pues en sus films hay un cine sobrio, con planos y secuencias estudiadas, de gran refinamiento y poco efectismo, de entereza dramática y guiños humorísticos, un cine que si bien parece repetitivo, cumple una gran función, igualar en la sociedad el estatuto del ser humano, ni unos son tan felices ni otros son tan míseros.

Ashes of time Redux. Wong Kar Wai. 2008.


No he visto la original de 1994 y no sé hasta donde ha variado, pero en la cinta se nota quien es la mano directriz percibiendo el influjo de esas narraciones en off, esos planos tranquilos, sosegados que invitan a la reflexión, ese gusto por la multiplicidad colorativa siempre acentuando el mate frente al brillo, esos diálogos que en su simpleza recorren el alma del personaje. Todo ello en el trasfondo de una historia mítica donde se nos narra la categoria de soledad y de los recuerdos que soporta, de las miserias y anhelos que circunscriben al ser humano por muy héroe cínico que se pretenda ser, pues la vida obliga a jugar, a poner sobre el tapete las cartas que un día volverán, pues la jugada es larga y no hay reglas establecidas, así es el juego de la vida, incoherente y variable, pero hermosamente jugable eligiendo bien la jugada con perspectiva.

Me ha parecido una gran obra, sin embargo me encantaría ver el original para así juzgar en su justa medida, aunque no creo que cambie demasiado, espero que mi disposición no fallé, se andará.

viernes, 1 de octubre de 2010

Iron Man. Jon Favreau. 2008.


Hubo un tiempo en que me gustaba este cómic y lo seguía con asiduidad. No soy un freak de esos tebeos, a mi Ibañez me apasionaba mucho más, por lo tanto no estoy muy familiarizado de las andanzas de este superhéroe de hierro que una vez algo me interesó. Así no puedo juzgar en su totalidad la pésima película que acabo de ver, con unos buenos efectos especiales y ya está, como si el séptimo arte sólo necesitase de grandes fantasmadas visuales. El guión es un corta y pega tan manido que desvirtúa al personaje, al menos lo que recuerdo yo del cómic, pero como ya dije no soy un entendido del susodicho, sin embargo no hace falta ser un gran conocedor de las artes cinematográficas para ver que esta película es una de tantas basuras disfrazadas con alguna cara que lanza la industria, porque el arte, por suerte aún no se ha industrializado.

El erizo (Le hérisson). Mona Achache. 2009.


Todas las buenas películas se parecen, pero las que son desgraciadas lo son cada una a su manera. Así semiparafraseando la novela de Tolstoi de gran importancia en la narración afirmamos el buen hacer de este pequeño alegato de la vida y del amor. Nuestra pequeña protagonista, Paloma, muchachita precoz y sumamente inteligente al estilo de la Berenice de Ducharme que tanto leía Leolo, se dispone a grabar un documento sobre los últimos días de su vida antes de su planeado suicidio para demostrar lo absurdo de la vida humana en la pecera a la que se someten las personas. La niña rica vive en un gran edificio parisino, donde llega un nuevo vecino de origen japonés que le descubrirá una nueva mirada hacia la portera, ese arquetipo de mujer gruñona, vieja y fea que, sin embargo, oculta otra realidad más allá de su desdichada apariencia. Morir no importa, lo que es importante es lo que estás haciendo a la hora de la muerte y hacia ese momento te lleva la película con una gran dosis imaginativa mezclando discursos y formatos, con grandes diálogos, escenas mudas, una buena y armónica banda sonora y un gran guión (aunque no llego a ver lo del pez del todo a primera vista). Me encantó el tratamiento dramático que se le da al calendario que dibuja esa irreverente niña, así como su imaginativa visual ante la cámara con el vaso, el agua y su madre y hermana.
Morir es un acto trivial, lo difícil es vivir bien para cuando llegue ese momento.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Pecados de mi padre. Nicolás Entel. 2009.


Como bien demuestra Sebastián Marroquín en el documental no es posible huir del pasado, éste nos marca indeleblemente pero no nos determina de ningún modo como igualmente prueba el valiente hijo de Pablo Escobar, aquel narcotraficante sin escrúpulos que a la vez fue padre y cabeza de familia y que aunque a veces con buenas intenciones poseía una idea equivocada de como ñllevar a cabo su planteamiento y especulación vital. La historia narra los sucesos acaecidos desde un plano histórico vivenciado por los hijos de los protagonistas que trágicamente marcarán la historia de Colombia. Igualmente nos cuenta las vivencias del hijo del narco desde su acusador juramento y paso al exilio hasta su reconciliación consigo mismo y con las víctimas inocentes que el horror de su padre llevó a cabo, su reconciliación con un país e incluso más allá, con el propio género de lo humano pues razonar con el ánimo sosegado y buscar el perdón, el propio y el ajeno (poor la gran parte que le toca) es de humanos, muy humanos en contraste con la venganza prometida y cuya vía entra en la inhumanidad. La televisión cuando quiere no deja de sorprender, pues sabe sensibilizar y educar con historias como esta, y para que se repita sólo hace falta la estimada vountad empresarial y social, que unos dejen de interesarse sólo por el beneficio económico y que otros se interesen no sólo por el vulgar entretenimiento que ofrece la caja tonta, que de boba no tiene ni un pelo, lo aseguro, sino también por grandes ideas y realizadores como lo aquí presente. Gracias Sebastián, gracias Nicolás.

El secreto de Kells (The secret of Kells) Tom Moore y Nora Towomey. 2009.


En un mundo donde la tecnología 3D pretende hacerse con el dominio del mercado se agradecen propuestas visuales de este tipo en las que la bidimensionalidad cobra vida y ofrece sentido en un universo de formas múltiples, de espacios llenos y nula perspectiva, y que sin embargo guían al espectador en una historia que pretende transmitir el valor de la transferencia cultural, el valor del conocimiento y su transmisión a través de un libro iluminador que forma parte de la tradición irlandesa. Allí, en el universo medieval de abadías, monjes, leyendas y hadas conjugan todos los elementos estéticamente en ese plano universo gratamente retratado desde sus líneas más recónditas, desde la geometría que vertebra cada plano. Con la fuerza expresiva del antiguo mito se configura la búsqueda de este joven de la experiencia que le posibilite terminar el iluminador libro y poder así salvar a su pueblo de lo fatal y fantasmagórico, alumbrando la oscuridad.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Odette, una comedia sobre la felicidad (Odette Toulemonde). Eric-Emmanuel Schmitt. 2007.


Humildad, esperanza y felicidad vertebran esta magnífica comedia sobre el saber vivir, sobre el autoconocimiento como base para dilucidar el proyecto emancipador que todos pretendemos. De nada sirven los logros, las pequeñas y aisladas victorias si no se es capaz de soñar, de volar y creer en tu propio mundo, si no se es capaz de tropezar sin pintar la culpa en la dichosa piedra de turno, si no se puede reconocer y defender la propia reivindicación de estar vivo y desear contemplar. La película nos da una lección sobre el buen vivir mediante un relato audiovisual muy ordenado, coherente y de gran vistosidad cuidando una estética muy precisa. Con piezas musicales cortas, amenas y que dejan traslucir ese gusto por la divagación y la ensoñación que caracteriza a Odette y a la que las personas deberíamos someternos con una mayor asiduidad. Grandes dosis de humor con el contraste más sentimental, como rezan las grandes obras, dan un solemne tono a la obra, sin embargo no alcanzo a verla como una excelente película, a pesar incluso de la gran interpretación femenina, y es que para mi no llega a ser lo fantasiosa o realista que debiera quedándose a medio camino entre dos mundos, uno real pero ligeramente inventivo y uno donde los estados anímicos son los que perciben. No obstante se acerca a esa excepcionalidad que transmiten las mejores películas, no dejes de ver esta apología de la dicha.

La mujer del cuadro (The woman in the window). Fritz Lang. 1944.


Existen ciertas mujeres de ensueño que con su sola presencia pueden arrancar los más inimaginables arrebatos emocionales, esas mujeres fatales que pueden implicar cualquier estado a cualquier persona incluso si se es profesor de psicología como el desafortunado Edward G. Robinson en la película. El sueño puede convertirse en pesadilla tan fácil como el hielo se derrite y para mostrar esta disolución quien mejor que Lang, maestro del mejor cine negro, ya que consigue un escenario idílico en el melancólico vapor de una copa, enseñando las múltiples dotes de este género, la intriga, la policía y su paciente metodología coordinadas con su ineficacia, los nervios, el chantaje, la culpa, la frivolidad. Y todo ello con un gran guión (Nunally Johnson), de una ligereza y precisión admirables, con unos diálogos bien construidos, de una gran competencia, con unos actores excelentes (¿Alguna vez vi a G. Robinson mal?) interpretando a unos personajes que escapan del estereotipo del género y que sin embargo una vez instalados en éste, campan a sus anchas cual Capone en San Valentín. Y es que hay impulso humanos que siempre serán unos desconocidos, pero no te resistas, claudica y entretente con esta pequeña obra de arte, con los demás impulsos ya te las arreglarás.

martes, 28 de septiembre de 2010

Gracias por el chocolate (Merci pour le chocolat). Claude Chabrol. 2000.


Demasiado artificiosa la trama de la chocolatera que no ama pero dice "te amo", sobre todo la concatenación que lleva a la joven protagonista a conocer al afamado pintor que rocambolesacamente puede ser su padre. Chabrol nuevamente nos ofrece un retrato costumbrista y mordaz de la clase social adinerada, esa misma clase que suele ser la que dirige a los pobres sin espíritu, pero también esa clase que no se puede desposeer de los mismos rasgos humanos de la precente. No obstante, la forzada intriga no me puede dejar indifirente por muy maravillosa que sea por ejemplo la banda sonora con esas marchas fúnebres para piano, o esa audaz crítica de pincel real, o algunas buenas interpretaciones. Quizá pueda ser que la mirada del cineasta está a años luz de mi primaria realidad y no consigo ver algún que otro matiz pero la línea que separa algo bueno de algo regular o mediocre es poca cosa.

Hombres armados (Men whit guns). John Sayles. 1997.


Dejar un legado en esta vida requiere una gran dosis de fortuna pues uno puede planear con las mejores intenciones su guía vital, puede tener una gran idea y luchar honesta y confiadamente por ella, sin embargo la ignorancia de cualquier detalle no computado, desconocido e invisible a la hora de la inicial formulación puede acabar destronando nuestro ideal y convertirlo en una gran decepción. Siempre vamos hacia ese fin, a esa idealización romántica de la vida, buscando el orden sintomático que nos circunscribe, pero en el mundo de los hombres no todo es razón, equilibrio, disposición, y menos aún con ese instrumento hijo de la cultura al que llamamos arma que despóticamente amedranta y asesina a las órdenes de la misma ignorancia que imposibilita la llegada al puerto deseado, al ideal predefinido y por el que actuamos.

Cinematográficamente hablando no es que estemos ante una muy buena película, el guión descuida aspectos generales obvios pero a su vez también ofrece momentos de gran acierto, con giros y sorpresas muy por encima de los recuerdos utilizados. Los personajes están bastante bien tratados y se deja mucho al sabio entendimiento del espectador que debe desgranar en su cabeza las numerosas tropelías que cometen los hombres armados, sin distinción. Por ello resulta imprenscinble ver una obra en la cual realidades contrapuestas y escondidas se enfrentan descubriendo que sólo hay una realidad, la propia y constantemente debe ser reinterpretada. Todos somos hijos de la ignorancia porque conocer la totalidad se nos escapa, se nos difumina en nuestra vista petrea ante el objetivo.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Jezabel (Jezebel) W. Wyler. 1938.


Ver las maravillosas perlas que tiene por ojos Bette Davis no tiene precio y aún posee más valor hacerlo en esta película que le valió su segunda estatuilla dorada. Igualmente podemos escribir y afirmar sobre el protagonista masculino (H. Fonda), ese hombre que con su mirada inspira los más nobles valores que pretende aportar la añorada libertad norteamericana. La historia narra el antiguo conflicto de valores entre lo moderno y lo tradicional, entre la apertura y la cerrazón, entre la terquedad de "él volverá" y la apertura de nuevos horizontes mediante una visión de la circundante realidad. únicamente al final una redención heróica y fatal evitará la condena de esa obstinada, pero sentimental mujer que perdió el amor de su vida por su fuerte personalidad. Todo ello aderezado con el también dual enfrentamiento social, norte y sur, ricos y pobres, muerte y vida que acentúa aún más la sinrazón a la que a veces nos sometemos.

El cabo del terror (Cape fear). J. Lee Thompson. 1962.


Toda mi generación tiene clavado el "abogado" proferido por el doble del gran Robert en el remake de Scorserse, sin embargo ver al arrebatador Mitchum en el papel de malvado haciéndole la vida imposible a ese retrato viviente de la bondad que manifiesta G. Peck es impagable. El Robert de esta cinta interpretando psicópatas y desequilibrados es igualmente brillante que en otros registros como ya demostrara con ese predicador nocturno y cazador. La secuencia final quizá sea más floja que el resto sobre todo contrarestándola con el terror psicológico y angustioso de la primera parte del film, aunque también se debe a que en la actualidad estamos acostumbrados a esa rápida sucesión de instantáneas y choca una acción tan drástica y fundamental como ésta rodada en una pobre variedad de planos. A destacar una gran banda sonora y estupenda fotografía heredera de ese claroscuro del mejor cine negro.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

It's all about love. Thomas Vinterberg. 2003.


Que pena que esta apocalíptica película se quede en unas buenas intenciones cinematográficas pues posee momentos de altura pero el guión carece de la fuerza que muestra inicialmente y va decayendo paulatinamente mostrando explícitamente modos que deberían haber sido sugeridos, insinuados, e inversamente deja en la más complñeta oscuridad la conexión del amor con aquella epidemia que enfría al mundo y hace volar a los ugandeses (el plano final es genial). A destacar una buena fotografía y un buen par de actores (Joaquin Phoenix y Claire Danes).

Cara de ángel (Angel face). Otto Preminger. 1952.


De una cara de ángel casi nunca te deberías fiar, pero hay que estar muy espabilado para no caer en las redes emocionales que desprenden estos rostros puros. Eso lo conocía perfectamente el personaje pero su destino estaba irremediablemente ligado a un pequeño desliz, a esa ínfima oportunidad que brinda la verdad, esa verdad que será únicamente lo que decida el jurado. Cine negro cargado de pasión y emoción, gratamente enlazado con una gran pieza judicial dotan a la cinta de una gran ejemplaridad casi a la altura de la gran Laura del propio director. Imprenscindible.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Bajo escucha (The Wire). 5 temporadas. 2002-2007. David Simon. HBO.


Bajo una escucha y mirando microscópicamente la diversidad de actividades del ser humano en las actuales ciudades observamos una realidad totalmente desfigurada por la hipócrita razón que asola y desvitúa nuestro modo de vida. Aquí cabe de todo, no sólo policias, gángsteres, prostitutas y políticos, robos, amenazas o chantaje, ni dinero y hambre, odio o amor, sexo y esquinas, niños y ancianos, chóferes y tenientes, ni tampoco alcohol o heroina, informes u horas extra, pensiones y hacienda, despachos, leyes o profesores, ni maricas u hombres, proxenetas y camellos, chatarreros o asesinos, pruebas, campañas, llanto, personas y niños, ni dosis, pistolas, sindicatos, gobernadores, taxis y mendigos, ni padres, boxeadores, moda o hip-hop, rock, centros comerciales y cerveza con blues, amargura y ascenso, religión o tráfico...
Como en la última mirada de McNulty sobre Baltimore sólo podemos abarcar la totalidad mirando en profundidad, metiéndonos en el interior callejeando cada rincón con la mirada atenta del que quiere aprender, para así poder entender como somos presos de nuestra propia cultura, pertrechándose de generación en generación. Y aunque el final no sea muy esperanzador, la promesa reside en la existencia de seres que renuncian a este vertiginoso remolino que proviene de la transferencia cultural, que asumen y encienden la voluntad de cambiar los modos instaurados, aunque no hasta sus últimas consecuencias.

domingo, 22 de agosto de 2010

Retorno al pasado (Out of the past). Jaqcues Tourneur. 1947


Estamos ante una de las películas que nunca me cansaré de ver pues Tourneur crea una de las cimas del cine negro con esta historia donde aparecen todos y cada uno de los rasgos que definen el género en su versión más sublime. Todos los personajes poseen una gran fuerza y firmeza, bien escritos y bien interpretados entrelazan una complicada y tensa trama donde traición y muerte acechan constantemente. Incluso el personaje mudo con el que se abre y cierra la aventura está gratamente logrado con ese final en el que se introduce en la piel que al detective le hubiese gustado gastar. Los diálogos son de una mordacidad e inteligencia superiores, nada falsos como un billete de tres dólares y con una intencionalidad desbordante, sirva como ejemplo el genial aviso al contable de su inminente muerte. Y que decir de la imprescindible fotografía en su género por excelencia, igualmente magnífica con sus claroscuros y su rico matiz. La fatalidad por excelencia es no haber visto esta película.

jueves, 19 de agosto de 2010

Buscando el camino a casa (Which way home). Rebecca Camisa. 2009.


Impresionante documental sobre la inmigración de niños y adolescentes hacia los EE.UU. a través de Centroamérica y México. La gente reclama realidad, pues aquí hay una gran dosis de amarga, pura y dura realidad. La misma historia de siempre, los problemas económicos, la falta de responsabilidad en la educación llevan a plantearse a unos niños realizar una gran odisea enfrentándose a un futuro incierto que les alienta en tan peligrosa travesía. La mirada de un niño siempre hace sentir de forma especial, eso lo explotan bien los directores, pero aquí amplifica el problema de manera natural y hace que la patada en el estómago sea más intensa. También ayudan las estremecedoras historias de padres esperando cuerpos, de oficiales de inmigración, de chóferes de cadáveres, de inmigrantes adultos, pero la mente de unos niños y las experencias vividas y narradas son tan expeluznantes que valen por si mismas para esa merecida nominación al premio gordo en su categoría. Valga el fragmento en el que Olga imagina cómo será el encuentro con su mamá y su hermana en ese lugar de falsos sueños norteamericano, rompiendo como la niña que es, a miles de kilómetros de su casa y a otros miles más de su ansiado reencuentro. Como para no llorar.

Kick-ass: Listo para machacar. Matthew Vaughn. 2010.


Lo que a primera vista puede parecer un bodrio puede convertirse en algo singular. Y no es que afirme con rotundidad que me la cinta está genial porque tiene sus momentos, momentos agradables, momentos de gran humor, momentos de gran ironía, grandes dosis de acción y violencia, pero por momentos igualmente se pierde en clichés y en un desarmado guión. El caso es que entretiene y hace pensar,como no, por momentos, sobre todo con la presencia de ese padre robainfancias muy bien interpretado por Cage. No soy mucho de superhéroes (Ibañez y cia. fueron mis prioridades) pero se agradece ver algo más refrescante que a estos seres superpoderosos salvandonos de nosotros mismos. Por mi parte creo que junto a El caballero oscuro es una de las películas sobre superhéroes que más me ha gustado.

martes, 27 de julio de 2010

Los hijos de los hombres (Children of men). Alfonso Cuarón. 2006.


Gracias a que existe un mañana podemos experimentar la esperanza, el anhelo por la posibilidad de que todo cambie y que una nueva luz ilumine nuevos sentimientos que aparten lo podrido y el sufrimiento. Esta es la consecuencia a la que se enfrenta Cuarón con esta apasionante película de ciencia ficción de graves y no tan lejanas secuelas de continuar con el impulso del iluso estado del bienestar. Filmada en un tono azul contaminante la película camina bastante bien a pesar de ciertas complejidades no bien tratadas en guión (demasiado pasado por explorar, y mucho del presente sin definir), y de la incompletud de ciertos personajes, quizá haya excesivos, aunque en su mayoría están bien tratados. El final también me parece demasiado calzado, demasiado irreflexivo e incoherente con un desorden del que salen muy bien paradas nuestras esperanzas, sin embargo el calado humano de la cinta y una buena dirección artística y técnica merecen que sean valorados en mayor medida que las deficiencias.

lunes, 26 de julio de 2010

Hombre mirando al sudeste. Eliseo Subiela. 1986.


Muy acertada mirada hacia la locura y su antagónica cordura a pesar de que el guión no llege a estar a la altura en momentos precisos y de que la música juege a veces un papel demasiado relevante. También fallan numerosos elemetos técnicos pero lo importante es la apuesta, unos diálogos de gran fuerza y una gran interpretación de un "locuerdo". La obra respira una grandísima humanidad transmitiendo cuál fuerte puede llegar a ser la tiranía de lo sentimientos, de cómo éstos guían inevitablemente nuestro destino pues aquél que no es capaz de sentir no puede llegar a ser considerado persona. Hay que enviar datos como hace el protagonista del film, pero no a otro planeta sino a nosotros mismos y a los demás, y éstos han de referirse a cómo nos sentimos y de qué manera podemos llegar a variar la situación. Expresemos el sentir.

domingo, 25 de julio de 2010

Valkiria (Valkyrie). Bryan Singer. 2008.




Al fin veo una de Cruise y no es una fantasmada sino todo lo contrario ya que la cinta está muy bien narrada, mantiene unos grandes niveles de tensión y emoción a pesar del consabido final fallido y no abusa en exceso de los momentos sentimentales. Es una obra con bastante rigor informativo-descriptivo que mantiene al espectador a tono frente a la trama de traición, demasiado informativa diría yo pues me parecen innecesarios los mapas que aparecen en una conversación donde no los había. Me gustó la caracterización del nerviosismo de un personaje por el tabaco y alguna cosa más en cuanto a imagen se refiere, pero ahora no apetece recordar tras tres películas, así que si te interesa no seas vago y échale un visionado que no está nada mal.

El hombre leopardo (The leopard man). Jacques Tourneur. 1943.


A medio camino entre cine de terror, cine policial y misterio llega a confundirse esta historia que de no ser por un par de grandes e inolvidables secuencias no hubiese llegado a convertirse en un clásico, pero hay estaba la mano de Tourneur hábil para captar esos momentos trágicos de luces y sombras, de escenas fuera de cuadro, de angustia provocada por ese uso magistral del campo. Como historia decae bastante pues el personaje detectivéstico obligado moralmente junto a la solución del intelectual atormentado dejan bastante que desear. Sobresalen más todos aquellos momentos secundarios, aquellos en los que se nota la mano directora como aquel magistral en el que la madre ve como corre la sangre de su hija por debajo de su puerta. Lo peor, la típica imagen errónea del pueblo mexicano con castañuelas y todo.

El ladrón de cadáveres. The body snatcher. Robert Wise. 1945.


Béndita serie B que hoy día aún entretiene una plácida tarde de domingo veraniego. No hacen falta para contar una historia de terror grandes personajes, ni grandes efectos, ni un maquillaje espectacular, sólo una gran historia (Stevenson), un buen par de actores (no por Lugosi que apenas aparece) y la mano de quien después sería un grandísimo director, se sirven para entretener y atenazar al espectador ante el espectáculo de la miseria humana. Quizá le reste mérito ese final con la pérdida de la cordura tan repentina de un personaje que había mostrado cierta entereza moral, sin embargo la fuerza del personaje de Karloff, ciertos juegos de luces y sonidos como el de la ambivalencia del sonoro carruaje o la moralidad y sensibilidad presentes en la trama confirman la profundidad y valía del film.

lunes, 19 de julio de 2010

Two lovers. James Gray. 2008


La pasión amorosa guía la vida hasta que ésta se alza y detenta el sustento vital, la racionalización del amor frente a la fantasía platónica ofrece el modelo bipolar sobre el que se sustenta esta narración situada en la comunidad judía neoyorkina. El director nos ofrece un viaje por esa bipolarización amorosa que sufre nuestro personaje suicida, a través de su lucha por encauzar esos sentimientos encontrados que sólo serán resueltos mediante con la consabida decepción. El film no se desenvuelve en el típico tono de comedia romántica ni tampoco llega a ser un verdadero drama, se desenvuelve bien camuflándose entre esos dos géneros para contar bastantes más cosas que esa lucha amorosa, aunque del resto de situaciones sólo quepa mencionar las relaciones familiares y algo de la relaciones entre la comunidad judia sin que haya crítica en su elaboración, más bien reflejo de lo real.

domingo, 18 de julio de 2010

Roma (BBC, HBO, RAI) 2 temporadas.


La grandeza de Roma debía de ser retratada grandemente como pretende esta original serie a través de las aventuras de dos personajes menores en una entrega cargada de eminentes personajes históricos. Quizá abarque un lapso temporal demasiado grande para las excasas temporadas en que se nos narran algunos de los acontecimientos más importantes de nuestra historia, sin embargo hay un logrado tratamiento del tiempo que añade un plus a la obra. Además una vez rotas las reglas historiográficas con la introducción de Pullo y Voreno en los acontecimientos clave, es casi imposible sostener a estos personajes en más situaciones sin caer en la inverosimilitud. Retrata de forma bastante coherente la sociedad romana tocando sus múltiples aspectos sin caer en muchos tópicos, lo hace de manera bastante realista, y eso a mi me agrada (no como la nueva "Spartacus" con ese estilo cómic tan de moda de la que he podido ver tres episodios sin aparente convencimiento). Lo único que personalmente no me ha gustado ha sido el actor que interpretaba a Octaviano, Augusto en la segunda temporada, su mirada me transmitía demasidado desequilibrio, no sé.

viernes, 19 de marzo de 2010

El tercer hombre. The third man. Carol Reed. 1949.


Volver a ver obras maestras como esta siempre es gratificante, ver una película llena de intriga, tanto visual como dramática mantiene el tono psíquico adecuado, es como un entrenamiento para los sentidos, un modo de gozar con planos oblicuos, con magistrales luces y tétricas sombras, con giros inesperados e irremisible continuidad, en fin disfrutar con una cinta que habría podido firmar el propio Welles pero que sin embargo lo hace un lúcido Carol Reed, autor al que siempre he tenido en alta estima simplemente por el hecho de dejar el mundo el día que yo llegaba. Baste citar la prodigiosa aparición del amigo muerto sobre el que gira la trama, o la conversación en la noria, desde donde los puntitos negros no importan más que desde otra perspectiva aún más cercana.
Así es la vida, una gran noria que gira sin fin, continua y eterna, dando relevancia unas veces a una cosa, ora a otra, focalizando según propios y ajenos intereses, pero que vuelve sobre si misma inexorablemente posibilitando la capacidad de aprender, la disposición a volver a ver, tal como acaba de plasmar en mi revisión de este gran film.

martes, 9 de marzo de 2010

Los abrazos rotos. Pedro Almodóvar. 2009.


Tildar a esta película de almodovariana puede parecer una tautología, sin embargo no creo que exista un calificativo mejor, aún a expensas de parecer vacía de sentido tal denominación. Y es que todo el universo fílmico anterior se encuentra condensado en la, una vez más, enrevesada trama de la película. Una historia de amplias connotaciones temporales, de desdoblamientos en los personajes, de amplios recursos narrativos y simbólicos, de gran fuerza y tensión siempre bien condensada y atravesada por esa mirada hacia lo pasional que aflora en los asuntos humanos, muy humanos. Quien haya seguido la carrera de este ilustre manchego comprobará de buena mano el valor de lo afirmado en la primera aseveración, quien se asome a este universo grotesco del ser humano que suele proponer el autor, descubrirá un drama tan cercano y real que los complicados cruces que llevan a él no son sino simples y fatuos elementos a los cuales alguna vez, quizá hayamos de someternos en este caos al que llamamos vida.

martes, 2 de marzo de 2010

Troya. Troy. Wolfgang Petersen. 2003.


Homero quiso transmitir una historia de dioses donde estos encontraran la legitimidad que les correspondía, el mito nacía y contra él siglos después se sublevaron célebres griegos pensantes. Hoy, desde el nuevo mito instalado en los media se subvierte la historia para humanizar más al héroe, asemejarlo a ciertos patrones actuales e intentar conseguir en oro monetario cualquier desviación del clásico. Lo pobre de la historia es que sigue habiendo pocos que se subleven contra este tipo de cine tajante y acreedor de la verdad absoluta, y menos aún los que lo hacen contra el mito supremo globalizador que pretende dormir e instalar una sinrazón apoyada en la fuerza visual que exige el hombre de hoy, el “homo videns” del que tiempo atrás leí.
En eso consiste todo en trocar a nuestra conveniencia la más pausible realidad y deformarla hasta hacerla deseable por cualquier camino, aún cuando sea antagonista y no se antoje fría en otro contexto. Así podemos merecer la fuerza y astucia de Aquiles, la voluntad de Héctor o la belleza de Paris, pues no es tangible por el contacto que ese otro héroe de carne y hueso mantiene ficticiamente con el clásico.
Entretener, entretiene, aleccionar, poco que pensar, educar, más bien inculturiza, pues lo instructivo siempre secundariamente, tras las perras gordas, que son las que importan.

domingo, 28 de febrero de 2010

El otro. Ariel Rotter. 2007.


Hacía tiempo que no veía una película tan aburrida y soporífera. Las aventuras de este personaje tras enterarse de su inmediata paternidad son del todo incomprensibles y narradas con una lentitud y dramatismo que no hacen sino ahondar en ese sentimiento de hastío que respira todo el film. En fin, nada bueno que rascar salvo una buena interpretación que soporta todo el peso como buenamente puede.

viernes, 19 de febrero de 2010

Soy un Cyborg. (Saibogujiman kwenchana) Park Chang-wook. 2006.


Con una fuerza visual impactante se presenta esta historia de enajenaciones y sentimientos, que sin perder demasiado esa galería de imágenes a lo largo del film, termina dejando al espectador inconexo, desalentado por no percibir más que unas pinceladas de varias historias finalmente inconclusas e indeterminadas.
Park Chang-wook es especialista en narrar, con gran fuerza dramática, a través de imágenes profundamente cuidadas y elaboradas, aunque en esta ocasión se sirve igualmente de esta técnica, la suma de la historia y los personajes no cuadran bien con el resultado final, no es que el cine sea el terreno de las matemáticas exactas y menos aún cuando aborda una temática como la aquí presente, pero las referencias enseñan y dirigen caminos que apuntan a esa totalidad universal a la que aspiran dichas ciencias sistemáticas, sólo es necesario recrear Alguien voló sobre el nido del cuco o Leolo para comprobar lo dicho y ver otra fuerza dramática superior en la elaboración de la llamada pérdida de cordura.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Duelo al sol. Duel in the sun. King Vidor. 1946.


Aquí mi particular homenaje a Jennifer Jones, aquella mujer de tez morena y ojos luminosos que marcó mi prototipo de belleza femenina. Su papel en la cinta puede ser el más importante de su carrera (aún no he visto “La canción de Bernadette”), esa mestiza desarraigada que encuentra el amor allí por donde camina pero que nunca consigue administrar adecuadamente arrastrando irremediablemente a quien la ama. Un personaje que hace lucirse a esta belleza, no en vano para ello estaba creado. La película producida por el gran D. O. Selznick, amante y futuro esposo, destila cierto aroma melodramático combinado con un western de alto colorido, sin que llegue a perderse ese aire ancestral que incorporan los vaqueros y que quieren sustituir los trenes civilizatorios. Es una buena continuación a esa majestuosa película del 39 donde el mismo Vidor había firmado implícitamente en la gran producción de David, con encuadres bien cuidados, bien iluminados y con gran fuerza visual e interpretativa, elementos todos ellos aquí presentes.

martes, 16 de febrero de 2010

El código Da Vinci The Da Vinci code Ron Howard. 2006. Ángeles y demonios Angels & Demonds R. Howard. 2009.


Que vengan dos críticas en una es algo que denota mi sublevación ante este tipo de películas animadas por una literatura de masas proporcional al sopor ideológico que soportan los ignorantes. De todos modos las escribo unidas tal y como las he visto esta última vez, por culpa de un regalo navideño.
Del contenido, qué decir del inicio en el acelerador de partículas y la búsqueda de la antimateria, de risa se queda corto. Hacer comparaciones es odioso, pero es necesario arriesgarse y decir que ni el pobre Wood y sus escuetos presupuestos lograban hacer un cine tan paupérrimo y banal. Con esto creo haber expresado mi desilusión por el talento desaprovechado, pues creo que Howard ha demostrado tener algo de eso que le faltan a estas películas.

viernes, 1 de enero de 2010

Kundun. Martin Scorsese. 1997.


Se nota la mano de un gran director así como la cultura audiovisual de la que éste es cómplice, hay un desarrollo lógico de la historia pero con un contenido pobre y poco riguroso que lo hacen demasiado plano. Querer contar la historia del XV Dalai Lama en una película se antoja empresa de difícil realización sobre todo si se quiere ser holista e incluir ámbitos políticos, religiosos, familiares…Por ello la mirada muestra con estética occidental los rasgos de una cultura tan rica y compleja que desborda el intento a pesar del gran trabajo artístico querido expresar, los planos muy cuidados esta vez no consiguen transmitir esa fuerza insita que poseen otras grandes aportaciones del neoyorquino. Además la banda sonora no ayuda en demasía ya que está demasiado cargada de elementos de nuestra cultura musical, hay un sincretismo musical que no acompaña al tono central del film aún siendo una de las bandas nominadas por la Academia norteamericana.
Tenía peores referencias de la cinta, pero viendo la dificultad del enfoque y el resultado no me parece tan execrable como pretendían, no es una visión directa ni del Dalai Lama, ni del budismo, ni del Tíbet, sin embargo ofrece algunos rasgos bien documentados sobre ellos, así por su carácter informativo y su tratamiento estético merece cierta aceptación.